Los dos fallecidos de 18 y 20 años murieron en un cruce de disparos tras intentar atracar a un hombre que resultó ser un policía armado. La balacera estremeció al barrio 12 de Octubre en Valledupar.

Un intento de atraco en Valledupar terminó en tragedia para dos jóvenes que salieron a delinquir sin saber que la persona que habían escogido como víctima era un policía de civil armado. La reacción del uniformado desató un cruce de disparos que dejó a los dos presuntos atracadores muertos en plena vía pública.

Los fallecidos fueron identificados como Alexander Estrada Montero, de 18 años, y Alejandro Andrés Orozco Escorcia, de 20. Según las primeras versiones, ambos se desplazaban en una motocicleta prestada, con la intención de robar “al primero que se atravesara”.

Ese “primero” era, justamente, un agente listo para repeler cualquier ataque.

El enfrentamiento: segundos de disparos y pánico en el sector

El hecho ocurrió en el barrio 12 de Octubre de Valledupar, donde los dos jóvenes interceptaron al policía e intentaron intimidarlo para despojarlo de sus pertenencias. La respuesta fue inmediata.

El uniformado, actuando en defensa propia, sacó su arma de fuego y abrió fuego contra los presuntos ladrones. En cuestión de segundos, los disparos rompieron la calma de la tarde y alertaron a todo el vecindario.

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Vecinos escucharon al menos tres detonaciones y salieron a ver lo ocurrido. En la escena encontraron los cuerpos de los dos jóvenes tendidos en el asfalto, mientras el agente permanecía en el lugar esperando apoyo institucional.

La escena final: cuerpos en la vía y una investigación en curso

Minutos después, llegaron funcionarios del CTI de la Fiscalía, quienes realizaron la inspección técnica de los cadáveres y recogieron evidencia balística para esclarecer los detalles del enfrentamiento.

La motocicleta prestada, el arma con la que los jóvenes intentaron intimidar al policía y los casquillos encontrados serán clave en la investigación que deberá establecer paso a paso cómo se produjo el cruce de disparos.

Mientras tanto, en el barrio la conversación es una sola:

el robo fallido que terminó con dos vidas apagadas en segundos y con un uniformado de civil que reaccionó antes de convertirse en víctima.