
La caída de un general: Rodolfo Palomino se entrega tras ser condenado por tráfico de influencias
El exdirector de la Policía Nacional quedó privado de la libertad luego de que la Corte Suprema ratificara la condena en su contra por intervenir indebidamente en un proceso penal.
La mañana de este lunes dejó una imagen que hace años parecía impensable: Rodolfo Palomino, general retirado y exdirector de la Policía Nacional, caminando hacia el búnker de la Fiscalía sabiendo que saldría de allí detenido. No era un trámite ni una diligencia más. Era el final de un proceso que lo venía persiguiendo desde hacía años y que hoy lo tiene al otro lado de la ley.
La Corte Suprema de Justicia ratificó la condena en su contra: siete años y un día por tráfico de influencias. Según el alto tribunal, Palomino intervino de manera indebida para favorecer a un tercero dentro de un proceso penal, sobrepasando sus funciones y usando su poder institucional para influir sobre decisiones judiciales.
El episodio central del caso quedó plasmado en los expedientes. Palomino habría solicitado directamente que se suspendiera la orden de captura contra el empresario Luis Gonzalo Gallo Restrepo, investigado por despojo y otros vínculos irregulares. En ese momento, el general se encontraba en el punto más alto de su carrera, con ascendencia suficiente para presionar a funcionarios y fiscales.
Los elementos en su contra
La prueba definitiva fue un audio grabado por la fiscal especializada Sonia Lucero Velásquez Patiño, pieza que terminó siendo el corazón del proceso.
En la grabación, Palomino afirma que
“no había necesidad de dictarle medida de aseguramiento a este hombre”, refiriéndose a Gallo.
La frase, pronunciada desde la voz de un oficial con poder, derrumbó cualquier defensa.
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Con la sentencia ya en firme, Palomino publicó un mensaje en redes asegurando que respetaba las decisiones judiciales, aunque dejaba entrever que consideraba injusto el fallo. Luego se presentó voluntariamente ante la Fiscalía. No hubo escoltas que lo blindaran, ni puertas traseras. Solo la aceptación de que la justicia ya había tomado una decisión irrebatible.
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