
El espejismo de las redes: la distancia entre el like y el voto que hundió al ‘Mono’ Martínez
Miguel el Mono Martínez llegó a la contienda con la promesa de convertirse en la voz del inconformismo ciudadano, pero terminó sacando apenas 16.433 votos. Analistas coinciden en que renunciar al Concejo, confiar en el impulso digital y subestimar el peso de las maquinarias lo dejó sin pan y sin queso.
Miguel el Mono Martínez arrancó la elección atípica con una narrativa poderosa: la del joven político irreverente que retaba a las maquinarias, al caicedismo y a la vieja clase dirigente. Su voz crítica en el Concejo lo había convertido en una figura incómoda para sus colegas y atractiva para sectores ciudadanos cansados de “los mismos con las mismas”. Pero esa apuesta —que parecía estratégica— terminó revelándose como el primer gran error. “Su renuncia al Concejo fue un acto apresurado. Venía ganando reconocimiento, construyendo una base sólida y empezaba a perfilarse como un fenómeno político”, explicó el analista político Óscar Barrios, consultado por este medio.
“Desde ahí pudo haberse fortalecido, pero decidió saltar al vacío”. El vacío lo recibió con 16.433 votos.
El inconformismo no lo acompañó a las urnas
Durante semanas, en redes sociales, el Mono parecía invencible. Ganaba todos los sondeos digitales, tenía engagement, hacía ruido y se movía bien en la narrativa del anti-establecimiento. Pero ese respaldo virtual no se tradujo en votos reales.
Los analistas coinciden: el inconformismo existe, pero no se movilizó.
“Había expectativa de que Miguel captara ese voto de protesta, pero la gran mayoría de inconformes se quedó en la casa. El abstencionismo fue demasiado alto”, explicó el experto en opinión pública Leonardo Díaz.
“Esa masa crítica que uno ve peleando en Facebook o apoyándolo en TikTok no salió a votar”.
Y el Mono, que apostaba a que el descontento fuera su gasolina, terminó empujando un carro con el tanque vacío.
Las maquinarias: el peso que muchos subestimaron
En Magdalena, las maquinarias no solo existen: mandan. Y los analistas lo repiten como una advertencia eterna.
“En este departamento, las maquinarias pesan más que la indignación”, dijo Óscar Barrios. “Pensar que el Mono podía derrotarlas sin estructura y sin alianzas reales fue ingenuo”.
Mientras Margarita Guerra y Rafael Noya capitalizaban estructuras, redes de líderes y voto amarrado, Martínez se quedaba con un apoyo espontáneo, emocional, pero frágil en términos electorales.
La percepción de derrota anunciada
El experto electoral sintetizó la situación así:
“Muchos lo veían como una guerra perdida. Sentían que votar por él era botar el voto, porque los otros dos eran los protagonistas en encuestas, noticias y maquinaria. Ese cálculo le restó más de lo que él imagina”.
Eso explica por qué los inconformes se repartieron entre Guerra y Noya, mientras que a Miguel no le copiaron como se esperaba.
El análisis del candidato
Tras la derrota, el Mono no se quedó callado. Aseguró que hubo fraude y cuestionó la coherencia entre la baja participación y los resultados abultados de los otros candidatos:
“Nadie salió a votar y a esta señora le salen 188 mil votos y al otro 122 mil. Desconozco esos resultados”, dijo.
“No vi filas, no vi gente, no vi movimiento. Para que voten 350 mil personas tienen que votar todo el día, y eso no pasó”.
Sin embargo, expertos electorales señalan que el comportamiento del voto rural en Magdalena históricamente se concentra en zonas donde el flujo no es visible para la mayoría de ciudadanos urbanos. Ese fenómeno —explican— suele generar la percepción de “mesas vacías pero resultados altos”.

Se quedó sin el pan y sin el queso… ¿y ahora qué?
La derrota dejó a Miguel fuera del Concejo, fuera del cargo al que aspiraba y sin una plataforma institucional desde donde seguir proyectándose. Pero él no se da por vencido.
“Esto no ha terminado. El CNE aún no se ha pronunciado sobre las inhabilidades de Noya y Margarita”, insistió.
Incluso lanzó una advertencia: “Cuidado se le quema el pan en el horno como le pasó a Jorge Agudelo”.
Aun así, reconoce el apoyo de quienes se la jugaron por él:
“Tengo 16 mil amigos que votaron sin que les diera dinero. Fue puro corazón”.
Un político que debe reinventarse
Para los expertos, el reto del Mono no es desaparecer, sino rearmarse.
“Si Miguel entiende el golpe, vuelve al territorio, construye estructura y se mantiene como una voz crítica, puede convertirse en un actor real en los próximos años”, concluyó el analista Barrios. “Pero esta derrota lo obliga a recomenzar desde cero”.
Por ahora, el Mono observa los escrutinios, repite que no confía en el resultado y promete seguir trabajando. Pero la realidad es contundente: esta elección lo dejó sin silla, sin estructura y sin el impulso que parecía llevarlo lejos.

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Le tocará reinventarse… o quedarse siendo un eco digital de una fuerza que no llegó a las urnas.
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