El caicedismo no suelta el Magdalena: Margarita Guerra se queda con la Gobernación


Con una ventaja amplia sobre Rafael Noya, la candidata del caicedismo consolidó el dominio absoluto de ese proyecto político en el departamento. Su triunfo, con más del 56% de los votos, marca un nuevo periodo de continuidad para la corriente que gobierna Magdalena desde hace años.

La jornada cerró con un golpe electoral contundente: Margarita Guerra se convirtió en la nueva gobernadora del Magdalena con una victoria tan amplia que dejó sin espacio para interpretaciones. Con el 99,28% de las mesas informadas (2.903 de 2.924), Guerra obtuvo 186.595 votos, equivalente al 56,04%, una diferencia arrolladora frente a Rafael Noya, quien alcanzó 122.790 votosy un 36,87%. Más atrás quedó Miguel “El Mono” Martínez con apenas el 4,92%, es decir, 16.409 votos.

La contundencia de los números no solo define una elección: confirma que el caicedismo seguirá gobernando Magdalena por los próximos dos periodos. Una continuidad que se abre paso en medio de críticas, divisiones políticas y una campaña marcada por confrontaciones entre estructuras, maquinarias y estrategias digitales que intentaron contrarrestar el peso de un movimiento que volvió a demostrar que sabe ganar elecciones.

Para el grupo político de Carlos Caicedo, la victoria de Guerra cierra una jugada precisa: ella renunció a su curul como diputada para asumir el reto mayor y lo consiguió. Con un discurso centrado en la “defensa del modelo social”, la candidata logró capitalizar la maquinaria territorial del movimiento, con una victoria que impresionó.

En contraste, la campaña de Rafael Noya, que intentó proyectarse como alternativa en Santa Marta y sectores urbanos, no logró romper el techo que siempre tuvo, donde perdió por márgenes amplios. Su apuesta por una narrativa de cambio e integración de fuerzas políticas no alcanzó para superar el arraigo del caicedismo en los liderazgos locales.

La escena final de la jornada electoral deja claro un mensaje:
el caicedismo no solo ganó, consolidó su hegemonía.
El Magdalena seguirá bajo la misma línea política, ahora bajo el mando de Margarita Guerra, quien llega con la responsabilidad de sostener—y defender—un modelo que ha sido tan respaldado como criticado.

La nueva gobernadora celebró rodeada de su equipo, consciente de que desde hoy comienza una etapa más exigente: gobernar un departamento profundamente polarizado, con retos sociales enormes y una oposición que—aunque debilitada en votos—no dejará de cuestionar cada uno de sus pasos.

El tablero político del Magdalena quedó definido. Y quedó en manos del mismo proyecto que ya venía moviendo las fichas.


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