Adolescente de 15 años murió tras ser abusado por compañeros con una manguera en taller donde trabajaba


El joven aprendiz en una carpintería, agonizó cinco días tras una agresión brutal que algunos intentaron minimizar como un juego. Uno de los responsables está detenido; otro sigue prófugo.

A Muhammed Kendirci, un joven aprendiz de carpintería de apenas 15 años, la vida se le apagó de la forma más cruel. Murió después de cinco días de agonía en cuidados intensivos, tras un ataque que en un comienzo algunos intentaron justificar como una simple “broma entre compañeros”. Pero lo que ocurrió dentro de ese taller en Bozova, en la provincia turca de Şanlıurfa, dista por completo de cualquier juego: fue un acto de extrema violencia.

El 14 de noviembre, mientras trabajaba como cualquier otro día, dos compañeros lo sujetaron y lo amarraron a una silla. Luego le bajaron los pantalones y le introdujeron en el cuerpo una manguera conectada a un equipo de aire a presión, una herramienta común para pulir superficies. La accionaron con fuerza. La presión destruyó órganos internos, perforó intestinos y dejó heridas imposibles de revertir.

Cinco días luchando por su vida

Los médicos hicieron todo lo posible. Primero fue atendido en el Hospital Estatal de Bozova y luego trasladado al Hospital Universitario de Harran. Allí, tras estabilizarlo, ingresó a la unidad de cuidados intensivos. Durante cinco días su cuerpo resistió como pudo. Pero el daño interno era catastrófico. Murió sin que la ciencia pudiera reparar lo que la violencia ya había destrozado.

Un detenido, otro prófugo y preguntas sin respuesta

Tras confirmarse la muerte, la familia presentó denuncia formal. Uno de los agresores, Habip Aksoy, había sido detenido solo para ser liberado horas después. Con la presión pública, fue recapturado y enfrentará cargos, aunque aún no se conocen con precisión.

El otro implicado no ha sido identificado y continúa prófugo.

Esa sensación de vacío y de justicia incompleta es la que hoy embarga a la familia de Muhammed. Su padre, Ahmet Kendirci, apenas pudo sostenerse en pie cuando le entregaron el cuerpo del menor, según reportó el medio Milliyet.

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El caso ha provocado rechazo masivo. La brutalidad fue tan evidente que muchos en Turquía no comprenden cómo alguien pudo calificar la agresión como una “broma”.


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