21 días sin Wilson: el pescador que se tragó el mar en Playa Salguero


La desaparición de Wilson Javier Martínez Domínguez completa tres semanas sin una sola pista. Su familia denuncia que las autoridades no hicieron lo suficiente y hoy viven resignados a que el mar no lo devolverá.

El mar se lo tragó y ya nadie lo busca. 21 días después, el nombre de Wilson Javier Martínez Domínguez se fue apagando entre reportes inconclusos, búsquedas fallidas y un silencio que duele más que cualquier certeza. Playa Salguero, esa bahía tranquila donde pescaba por diversión, volvió a su rutina diaria sin que apareciera un solo rastro suyo.

Su familia, en cambio, sigue varada en la misma pregunta desde aquel domingo: ¿cómo puede desaparecer un hombre en un lugar tan calmado? Ellos insisten en que las autoridades pudieron hacer más.

Que el operativo no tuvo la intensidad necesaria, que se agotó rápido, que no se hizo mucho para rendirse tan pronto. Pero la búsqueda terminó y Wilson nunca volvió a la superficie.

Ese día había salido con su mejor amigo, como tantas veces. Pescaban para relajarse, para hablar, para despejarse de todo. Según él, Wilson se metió a buscar una cava que la corriente empezaba a arrastrar. Un movimiento rápido, casi instintivo. Lo vio avanzar unos metros… y luego nada. No emergió. No pidió ayuda. No dejó señales. Se esfumó.

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Durante varios días, equipos de rescate, pescadores y voluntarios rastrillaron la zona. Miraron desde tierra, desde embarcaciones, desde el agua. Revisaron cada borde de la bahía. No encontraron nada. Ni una prenda. Ni un objeto. Ni un indicio que permitiera creer que aún podría aparecer.

Hoy, Playa Salguero sigue siendo la misma postal tranquila de siempre, pero para la familia de Wilson es un punto fijo de dolor.

Ya no esperan un rescate. Ya no esperan una noticia. Tuvieron que aceptar que el mar no lo devolvió, ni lo va a devolver.

Wilson tenía un buen trabajo, estabilidad, una vida organizada. Pescaba por gusto, por afición, no por riesgo. Pero el mar decidió tragárselo en silencio, y ahora su historia se resume a una ausencia que nadie sabe explicar.

Veintiún días después, queda una familia resignada, una búsqueda cerrada y un vacío imposible de llenar. Porque lo más duro no es que el mar se lo tragó. Lo más duro es que se lo tragó… y nunca volvió.


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