Petro pide perdón a las madres de menores muertos en bombardeos, pero advierte: “los ataques no se detendrán”


El presidente reconoció el dolor de las familias, pero sostuvo que suspender los bombardeos incentivaría el reclutamiento infantil. Reveló que más de 13.600 menores han sido usados por grupos armados en los últimos dos años.

El presidente Gustavo Petro se pronunció para pedir perdón a las madres de los menores que murieron en bombardeos, pero al mismo tiempo anunció que los ataques no se detendrán.

Su declaración, tan cruda como polémica, volvió a encender las tensiones sobre el uso de operaciones aéreas en zonas donde los grupos armados utilizan a niños y adolescentes como escudos humanos.

“Los bombardeos no se detendrán; si lo hacemos, ellos van a reclutar más niños”, afirmó el mandatario, asegurando que suspender esta ofensiva sería una ventaja directa para las estructuras criminales.

Según Petro, los menores que han muerto en estos operativos no estaban allí por accidente: habían sido reclutados, entrenados y armados por grupos ilegales, que los convierten en parte de sus campamentos para evitar ser atacados.

Estaban listos para atacar y matar a militares que operan en la zona, ha dicho el gobierno nacional.

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El mensaje del presidente fue doble: reconocer el dolor, pero mantener el fuego.
Pidió perdón a las madres que recibieron a sus hijos en un ataúd por causa de una guerra que ellos no eligieron. Y con esa misma voz, confirmó que la estrategia militar seguirá intacta.

Las cifras que estremecen

Para justificar la decisión, Petro reveló datos que, según él, muestran la magnitud del crimen del reclutamiento infantil. Entre 2022 y 2024, dijo, fueron identificados 13.666 menores utilizados por grupos armados en al menos 1.400 combates.

Para el Gobierno, este número habla de una realidad brutal: los niños siguen siendo carne de cañón en territorios donde la ley la imponen las armas.

Suspender los bombardeos —insistió— enviaría un mensaje “contradictorio” y peligroso, pues los jefes criminales podrían aprovechar cualquier restricción para aumentar la captación de menores, especialmente en zonas como Guaviare, Arauca y Amazonas.

Un perdón que divide al país

Las declaraciones del presidente no tardaron en generar reacciones. Para algunos sectores, fue un intento de equilibrar la operación militar con un gesto hacia las víctimas; para otros, un perdón incompleto, porque si no hay cambios en los protocolos de combate, las muertes de menores podrían repetirse.

Organizaciones de derechos humanos cuestionaron que el Gobierno reconozca el drama de las familias sin acompañar ese reconocimiento con medidas más estrictas para evitar que un bombardeo termine convertido en tragedia para adolescentes reclutados a la fuerza.

En contraste, voceros del Ejecutivo recalcaron que la guerra no la están librando contra los menores, sino contra quienes los reclutan, los uniforman y los usan como parte de su aparato armado.


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