El joven que aparecía en redes como integrante de las disidencias en el Putumayo, fue hallado muerto en una zona montañosa. Sus fotos y transmisiones habrían servido para ubicarlo. Su familia no puede recuperar el cuerpo por el control armado en la zona.

En lo profundo del corredor selvático del Putumayo, a pocos kilómetros de la frontera con Ecuador, terminó la historia de alias ‘Jhefer’. Era un joven que, en cuestión de meses, dejó de ser un desconocido para convertirse en una figura visible dentro del mundo digital, alimentando su propia narrativa: la de un muchacho viviendo —o intentando mostrar que vivía— en campamentos de las disidencias que operan en esa región. Hoy, esa misma exposición es señalada como la clave que permitió seguirle el rastro hasta encontrarlo muerto.

Mostraba lo que otros ocultan. Con la naturalidad de quien graba un video tendencia, ‘Jhefer’ transmitía desde trochas, enseñaba armas, recorría campamentos, grababa caminos de la manigua y presumía la cotidianidad dentro de una estructura ilegal. Cada publicación traía detalles: un cerro de fondo, el sonido del río, un arma apoyada en una hamaca, la vegetación exacta del terreno. Nada parecía filtrado o estratégico. Para él era parte del show; para quienes monitorean los movimientos armados, era información valiosa.

Una muerte en medio de un territorio en tensión

Aunque las autoridades no han explicado cómo murió, habitantes de la zona hablan de un episodio violento, uno más dentro de la disputa entre facciones que buscan controlar el corredor fronterizo. En sectores del Putumayo, la guerra se mueve sin pausa: cada campamento, cada sendero y cada joven que se une a un grupo ilegal queda atrapado en esa dinámica.

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Lo único confirmado es que su cuerpo quedó en plena selva. Y sacarlo de allí resulta prácticamente imposible. Las familias, incluso en medio del dolor, deben acatar la realidad del territorio: entrar sin permiso es jugar con la muerte. Por eso, los parientes de ‘Jhefer’ siguen esperando. Saben dónde está, pero no pueden llegar.

El riesgo de vivir para la pantalla

Lo que pasó con ‘Jhefer’ resume un fenómeno en crecimiento: jóvenes que mezclan la vida armada con la lógica de las redes sociales. Exhiben armas como si fueran accesorios, muestran caminatas como si fueran aventuras y convierten su rol en contenido para ganar seguidores.

Ellos no solo buscan reconocimiento dentro de la estructura armada, sino también fuera de ella, en ese público que observa con morbo, curiosidad o indiferencia.

Pero esa visibilidad tiene consecuencias. Quienes rastrean coordenadas, movimientos o identidades vieron en ‘Jhefer’ una fuente abierta. Y él nunca lo entendió, o no quiso entenderlo. Las imágenes que subió, las transmisiones que hizo, los lugares que mostró, terminaron trazando su ruta con una precisión que ningún grupo ilegal hubiese permitido de manera consciente.