El expresidente cuestionó los aumentos a los recargos nocturnos, dominicales y festivos aprobados en la reforma laboral. Sus palabras desataron críticas, apoyos divididos y nuevas alertas entre pequeñas empresas que temen no poder asumir los costos.

El expresidente Álvaro Uribe Vélez cuestionó los incrementos en los recargos dominicales, festivos y nocturnos aprobados por la reforma laboral.

Preguntó, casi retando: “¿A ustedes les parece que es mucho subir el dominical del 75 al 100%?”, y enseguida criticó el nuevo horario nocturno que inicia a las siete de la noche. Para él, estos cambios, presentados como avances para los trabajadores, pueden terminar castigando y perjudicando a las pequeñas empresas del país.

Las palabras no tardaron en causar ruido. Sectores sindicales lo acusaron de desconocer las condiciones de quienes trabajan en horarios extendidos o durante sus días de descanso. Si alguien celebra el aumento, dijeron, es porque llevaba años esperando una compensación mínima por jornadas que rompen rutinas familiares y afectan la salud.

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Pero en el otro lado del debate, pequeños empresarios y voceros gremiales admiten que los costos sí se les están subiendo a un ritmo que no todos pueden manejar.

Algunos plantean que, aunque defienden mejores condiciones para los trabajadores, la reforma trae efectos que no fueron calculados en realidades donde cada turno nocturno o cada domingo trabajado pesa en la caja.

Entre las dos posiciones, los expertos en economía laboral insisten en que el país necesita equilibrio. Unos aseguran que estos recargos no deberían desestabilizar a las empresas si hay organización y formalidad. Otros creen que es necesario implementar ajustes graduales para evitar despidos o pasos hacia la informalidad.