Cuatro pistoleros irrumpieron en un bar y atacaron a tiros a un grupo de amigos. Tres murieron en el lugar, dos quedaron heridos y los asesinos dejaron un panfleto anunciando nuevas ejecuciones.

La guerra que se libra desde hace meses entre el Clan del Golfo y las Autodefensas Conquistadores de la Sierra volvió a teñir de sangre a Ciénaga. La noche del sábado, un bar ubicado en la calle Nueve con carrera 11 se convirtió en el escenario de una masacre fulminante: cuatro hombres, respaldados por dos motociclistas, llegaron disparando sin mediar palabra contra un grupo de amigos que estaba bebiendo y emparrandado.

La escena fue de pánico absoluto. Las balas cayeron directo sobre los cinco que compartían mesa, pero tres de ellos recibieron la mayor descarga. Los cuerpos quedaron tendidos entre botellas rotas, sillas volteadas y gritos desesperados de clientes que intentaban correr mientras los atacantes seguían gatillando.

Antes de escapar en las motos que los esperaban afuera, los pistoleros dejaron caer un papel sobre el piso. El mensaje no dejaba dudas del origen ni de la intención del ataque: “Acá mandamos nosotros. Cero Golfo. Katerine y Negrito, vamos por ti”. Un anuncio explícito de nuevas muertes, una declaración abierta de dominio y una amenaza que corrió por todo el municipio.

Los dos sobrevivientes fueron trasladados de urgencia a un centro asistencial, mientras las autoridades acordonaban el lugar y la comunidad se aglomeraba en silencio, con el miedo marcado en los ojos. La masacre provocó un estremecimiento inmediato en Ciénaga, donde la confrontación entre los dos grupos armados ha escalado al punto de poner en riesgo cualquier rincón, a cualquier hora.

La preocupación es creciente: las amenazas, los ajustes de cuentas y el pulso por el control del territorio dejaron claro que esta guerra no respeta espacios ni vidas. En Ciénaga, la sensación es que una balacera puede estallar en cualquier momento, y que la población quedó atrapada en medio de un conflicto que cada día se vuelve más brutal.