El alcalde respondió con dureza a las acusaciones del exgobernador Carlos Caicedo, quien afirmó que en Santa Marta opera una alianza entre el mandatario local y grupos paramilitares para favorecer la campaña de Rafael Noya. Pinedo negó los señalamientos y contraatacó recordando los procesos judiciales que, según él, ha enfrentado Caicedo.

Carlos Caicedo, exgobernador y candidato presidencial, acusó al alcalde Carlos Pinedo Cuello de tener una supuesta alianza con grupos paramilitares y de permitir intimidaciones armadas para empujar votos hacia el candidato Rafael Noya. Las denuncias cayeron como gasolina en un ambiente ya tenso por las elecciones atípicas a la gobernación del Magdalena.

La respuesta de Pinedo no fue tibia. No pidió prudencia, ni buscó salir al paso: contraatacó con todo.

Desde su cuenta de X, el alcalde lanzó un mensaje extenso y directo contra el líder de Fuerza Ciudadana:

“Señor Caicedo, lo veo otra vez con el mismo libreto. Y no sorprende que cuestione la institucionalidad: sus antecedentes hablan por usted”.

Lo que vino después fue una enumeración de procesos judiciales que, según Pinedo, Caicedo ha enfrentado y nunca ha aclarado: investigaciones por homicidios cuando era rector de la Universidad del Magdalena, menciones en casos de paramilitarismo, imputaciones por peculado y contratos irregulares, y 32 procesos penales activos que —aseguró— la Fiscalía le tiene contabilizados.

El mensaje estuvo acompañado de otro dardo no menos fuerte: “no abuse de su suerte. La justicia tarda, cojea, pero llega”.

El mandatario también se refirió a la gestión de Caicedo y los gobiernos que le dieron continuidad en la administración distrital: “mientras usted hace show mediático, yo estoy ocupado reparando la ciudad que dejaron tras 12 años de manipulación, obras inconclusas y desorden institucional”.

Con esa línea, Pinedo convirtió la acusación en un pulso por legitimidad: él, el alcalde que “recompone la ciudad”; Caicedo, el político que “arma espectáculo”.

De un lado, Caicedo insiste en la presencia de grupos armados influenciando la campaña. Del otro, Pinedo lo acusa de mentir, victimizarse y tratar de esconder su propio prontuario judicial.

En Santa Marta, el ambiente quedó intenso: denuncias de intimidación, acusaciones mutuas de nexos ilegales y dos figuras enfrentadas en una batalla pública que no parece tener freno.