Medicina Legal desmontó la versión de un accidente y confirmó que la menor murió por violencia sistemática. La Fiscalía imputó a la mujer y un juez ordenó su encarcelamiento inmediato.

La niña de seis años no murió por una caída, como dijo su madrastra al llevarla sin vida al hospital de Chigorodó en el Urabá antioqueño, al norte del departamento de Antioquia. Murió por una golpiza, confirmaron los médicos y luego Medicina Legal al detectar múltiples traumas y señales de maltrato previo. Con ese dictamen, la Fiscalía capturó e imputó a la mujer por feminicidio agravado, y un juez ordenó su traslado inmediato a prisión.

Al hospital del municipio llegó la niña de seis años, sin signos vitales y con lesiones en todo el cuerpo. Era llevada por su madrastra, quien aseguró que la menor había caído de un lavadero. Minutos después, esa versión empezó a desmoronarse.

Las dudas surgieron de inmediato. Los médicos notaron que la gravedad de los traumas no coincidía con una caída accidental. Había golpes antiguos y recientes, en zonas que delataban un sufrimiento prolongado. La Fiscalía y la Policía iniciaron una investigación exprés, mientras el Instituto de Medicina Legal adelantaba los primeros exámenes forenses.

El informe preliminar confirmó lo que la comunidad temía: no hubo accidente. Lo que había detrás era un cuadro de violencia extrema, con señales claras de maltrato sistemático. La menor había sido sometida a agresiones que, según los especialistas, no podían explicarse bajo ningún escenario doméstico.

Con esos hallazgos, la Fiscalía imputó a la mujer por feminicidio agravado, recordando que la niña estaba en una condición de vulnerabilidad absoluta y que los golpes evidenciaban un ciclo de violencia sostenida.

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Un juez de control de garantías no dudó en imponer medida de aseguramiento intramural. La mujer fue enviada a un centro carcelario mientras avanza el proceso judicial.