Aún tiembla, pero mueve la cola: así se recupera Biscocho tras la brutal agresión que recibió por comerse una carne


Atacado a golpes y patadas por comerse un pedazo de carne, Biscocho se recupera de graves secuelas internas mientras el país exige una condena ejemplar contra su agresor. El perro, aún temeroso de las voces masculinas, ya tiene varias ofertas de adopción y avanza hacia un nuevo hogar.

La historia de Biscocho comenzó con un acto de violencia que estremeció a Colombia. El pequeño perro fue amarrado, golpeado y pateado con tal brutalidad que su cuerpo quedó marcado por traumas internos, y su conducta, por un miedo que todavía lo paraliza. Todo porque se comió un pedazo de carne.

El ataque, registrado en video, evidenció una crueldad que desató indignación nacional.

Cuando lo rescataron, Biscocho no podía sostenerse bien. Temblaba. Se escondía apenas escuchaba la voz de un hombre.

Llegó en estado complejo a la clínica veterinaria de la Universidad Remington, en Santa Elena, donde los médicos tuvieron que actuar con rapidez para estabilizarlo. Su cuerpo revelaba la violencia que había sufrido; su comportamiento mostraba aún más: trauma profundo, pánico y una reacción instantánea de defensa ante cualquier presencia masculina.

Pero incluso en ese estado, hizo algo que sorprendió al equipo veterinario: movió la cola. Un gesto mínimo, pero poderoso. En medio del dolor, del miedo y la confusión, Biscocho respondió al cariño. Ese movimiento se convirtió en la señal de que quería vivir, de que aún confiaba en la mano humana que lo tratara con cuidado.

Una vez se recupera será dado en adopción

Los especialistas aseguran que la recuperación es lenta, pero avanza. El perrito empieza a reconocer voces femeninas como señales de calma y logra relajarse cuando una mujer lo acaricia. Con los hombres aún no puede: la simple tonalidad lo hace retroceder, agachar la cabeza o temblar. Sin embargo, cada día retrocede un poco menos. El parte médico señala que las afectaciones internas están controladas y que su vida ya no corre peligro.

Mientras él sana, la justicia se mueve. La Fiscalía judicializó a Fernando Alonso Oviedo Sánchez, el hombre que aparece en el video agrediéndolo. Aunque se entregó voluntariamente, deberá enfrentar un proceso penal por maltrato animal que podría dejarlo en prisión, junto a sanciones económicas e inhabilidades. La visita del gobernador de Antioquia Andrés Rendón a la clínica dejó un mensaje directo: este caso no quedará en silencio.

En paralelo, comienzan a definirse los caminos para el futuro de Biscocho. Una vez la Fiscalía autorice su adopción, varias familias están listas para recibirlo. Entre ellas, el coronel Óscar Mauricio Rico, comandante de la Policía de Antioquia, quien ya manifestó su intención de adoptarlo. Sería un giro radical: pasar de manos violentas a un hogar donde la protección es regla y no excepción.

Por ahora, Biscocho sigue ganando pequeñas batallas: comer sin miedo, dejarse tocar, levantar la cabeza cuando alguien lo llama con cariño. Todavía tiembla, pero mueve la cola. Todavía recuerda, pero avanza.

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El país lo mira como símbolo. Y Biscocho, sin saberlo, lucha por algo más grande que su propia vida: que nunca más un animal tenga que sobrevivir a una historia como la suya.


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