Taxista ebrio arrolló a una familia: dos niños están en coma y un barrio destrozado por la tragedia


Una noche de alegría se convirtió en una pesadilla en el barrio La Sierra, en la localidad de San Cristóbal. Un taxista en estado de embriaguez perdió el control y arrolló a once personas, entre ellas cuatro menores de edad. Una adolescente de 15 años y su hermano de 7 permanecen en estado crítico. La comunidad exige justicia y castigo ejemplar.

Un vehículo de servicio público descontrolado se tomó las calles del barrio La Sierra en Bogotá. Eran cerca de las 9:00 pm del sábado cuando el taxi amarillo se salió de la vía y arrolló a varias personas que compartían frente a una vivienda. En segundos, la alegría se transformó en gritos, llanto y desesperación.

Entre las víctimas estaba una familia completa. Karol Estefanía, de 15 años, y su hermano Martín, de 7, fueron los más afectados. Los médicos del hospital confirmaron que la adolescente tiene muerte cerebral y su hermano permanece en coma con una contusión grave. La madre de los niños, entre lágrimas, apenas alcanzó a decir: “Yo solo quiero que mis hijos vuelvan a abrir los ojos”.

El taxista, identificado por las autoridades, conducía en evidente estado de embriaguez. Testigos aseguran que venía a alta velocidad y perdió el control al intentar girar en una esquina. “El carro venía volado, nadie alcanzó a moverse. Solo escuchamos el estruendo y después el caos”, contó un vecino que ayudó a levantar el vehículo con otros residentes para rescatar a los heridos.

Once personas resultaron lesionadas. Cuatro de ellas son menores de edad. La escena fue tan impactante que los propios vecinos improvisaron camillas con tablas y sábanas para trasladar a las víctimas antes de que llegaran las ambulancias.

El conductor fue capturado esa misma noche y presentado ante un juez, quien ordenó su reclusión preventiva mientras avanza la investigación. Sin embargo, la noticia de su detención no calma la rabia de los habitantes de La Sierra.

“No puede ser que sigan pasando estas cosas. Hoy fueron ellos, mañana puede ser cualquier familia”, expresó indignado Ángel Torres, tío de los menores.

Desde el domingo, la comunidad mantiene oraciones frente a la casa donde ocurrió la tragedia. En el suelo, aún se ven las marcas de los frenos y los vidrios rotos del taxi. Los vecinos se turnan para acompañar a la madre, que no se ha movido del hospital.

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El padre de los niños, con voz quebrada, resumió el sentimiento de todos: “A mis hijos los amo y los adoro, pero si es la voluntad de Dios, los entrego en sus manos.”

La tragedia del barrio La Sierra ha despertado una nueva exigencia en la ciudad: que las autoridades refuercen los controles contra conductores ebrios y que la justicia no sea indulgente con quienes destruyen vidas detrás de un volante.

En una cama de hospital, dos niños luchan por sobrevivir. Afuera, una madre sigue rezando. Y un barrio entero, herido y lleno de rabia, pide lo mismo: que el responsable pague por el daño que causó.


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