
La historia de las mochilas que llegaron al hombro de los líderes de la Cumbre CELAC–UE; costaron $180 mil
En la apertura de la IV Cumbre CELAC–Unión Europea, el presidente Gustavo Petro sorprendió a los mandatarios internacionales con un detalle ancestral: mochilas arhuacas elaboradas por mujeres indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Detrás de este gesto simbólico hay 60 tejedoras que, en solo siete días, convirtieron hilos y sueños en un mensaje de identidad y reconciliación.
En la apertura de la IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE), el presidente Gustavo Petro sorprendió a los mandatarios con un detalle cargado de identidad: mochilas arhuacas tejidas por mujeres indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta.
El gesto se robó la atención en el Centro de Convenciones del Hotel Estelar, donde se desarrolló el encuentro diplomático. Más de 60 delegaciones internacionales recibieron este símbolo del corazón del mundo, elaborado por 60 mujeres de la Asociación de Familias Productoras Indígenas Asoseynekun, del municipio de Pueblo Bello, Cesar.

“Para nosotras fue un honor que nuestras mochilas llegaran a las manos de los jefes de Estado. Cada puntada lleva los sueños y el futuro de nuestros pueblos”, contó Clarivette Navarro Izquierdo, representante de la organización.
Las tejedoras trabajaron durante siete días para cumplir el encargo presidencial: 80 mochilas elaboradas con hilos naturales y diseños autóctonos, revisadas una a una por funcionarios del Gobierno antes de su entrega. Cada pieza tuvo un valor de 180 mil pesos, aunque para las mujeres, el significado trascendió lo económico.
Tejidas desde el corazón del mundo
Las mochilas fueron elaboradas en dos comunidades indígenas: Yeurua, que significa templo del agua, y Cuánime, que quiere decir nacer. Ambas están ubicadas en la Sierra Nevada, en el municipio de Pueblo Bello, donde el tejido hace parte de la vida cotidiana y espiritual de las familias arhuacas.

Allí, madres e hijas trabajaron al mismo tiempo para cumplir con la entrega. Mientras unas preparaban el hilo, otras daban forma a los diseños tradicionales que representan la conexión entre el hombre, la naturaleza y los pensamientos de equilibrio.
“Estas mochilas no son simples artesanías, son mensajes tejidos con amor, esfuerzo y esperanza”, explicó Navarro.
Para ellas, ver las mochilas en manos de los mandatarios fue motivo de orgullo. “Nunca imaginamos que algo hecho por nuestras manos llegaría tan lejos. Es como si la Sierra hubiera hablado ante el mundo”, expresó una de las tejedoras desde su comunidad.

El reconocimiento también impulsa la economía local. Asoseynekun agrupa a 350 familias indígenas que viven del café, el cacao y la artesanía. Con este trabajo, las mujeres fortalecen su autonomía y mantienen viva una tradición que pasa de generación en generación.
Con este gesto, Colombia no solo mostró su riqueza cultural, sino que también tejió un puente entre la diplomacia y la identidad indígena, llevando al escenario internacional una parte esencial del alma del Caribe y de la Sierra Nevada.
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