
“Trajimos 60 delegaciones a este lugar, uno de los más hermosos del planeta”: Petro llegó a Santa Marta
El presidente Gustavo Petro llegó a Santa Marta con ilusión y un mensaje claro: el diálogo entre civilizaciones debe nacer desde el Caribe colombiano. La histórica ciudad, la más antigua de América, se transformó en el epicentro de un encuentro que reúne a 60 delegaciones internacionales.
Santa Marta vive horas históricas. Bajo un estricto protocolo de seguridad, el presidente Gustavo Petro aterrizó en el aeropuerto Simón Bolívar, donde fue recibido con honores para encabezar la IV Cumbre CELAC-Unión Europea. No escogió Bogotá ni Medellín ni Cartagena. Eligió a Santa Marta —la ciudad que él llama “el corazón del mundo”— para reunir a pueblos y gobiernos de dos continentes en busca de acuerdos de paz, cooperación y sostenibilidad.
“Trajimos 60 delegaciones a este lugar, uno de los más hermosos del planeta, antropológica, geográfica, energética y científicamente. Estamos en el corazón del mundo”, expresó el mandatario a través de su cuenta en X, destacando a “Santa Marta, la Sierra Nevada y el mar Caribe” como símbolos de la belleza natural y cultural de Colombia.

La Cumbre, que congrega a doce jefes de Estado, seis vicepresidentes y veintitrés cancilleres, además de representantes de 21 organismos internacionales, busca fortalecer los lazos birregionales entre Europa, América Latina y el Caribe. Entre los líderes confirmados se encuentran Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Pedro Sánchez (España), Mia Amor Mottley (Barbados), Luis Montenegro (Portugal), Petteri Orpo (Finlandia) y António Costa (Consejo Europeo).
El evento incluye encuentros bilaterales y foros sobre energía limpia, cooperación digital, autosuficiencia sanitaria, comercio regional y educación inclusiva. También habrá espacios de diálogo entre gobiernos, empresarios y sociedad civil, con el propósito de impulsar una agenda compartida de innovación, sostenibilidad y reducción de desigualdades.
Sin embargo, el encuentro no llega exento de sombras. La ausencia de algunas figuras clave del liderazgo europeo y un contexto internacional marcado por tensiones diplomáticas le imprimen un tono de incertidumbre a la cumbre. Aun así, Colombia apuesta a que, desde Santa Marta, surjan nuevos puentes políticos y económicos entre las dos regiones.

La ciudad, que celebra sus 500 años de historia, se convierte por estos días en escenario de decisiones globales. La mirada del mundo está puesta en su bahía, donde el Caribe, la Sierra Nevada y la política internacional se dan la mano bajo el sol samario.
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