
Atracador que intimidó con cuchillo a deportistas en el Ziruma fue capturado y se puso a llorar: “lo hice por necesidad”
El hombre, armado con el arma blanca, intentó robar a varias personas que hacían ejercicio en la subida al Ziruma. La rápida acción de la Policía evitó la tragedia. Entre lágrimas, el capturado aseguró que necesitaba llevar comida a sus hijos.
Santa Marta volvió a presenciar una escena de desesperación y violencia en uno de sus lugares más concurridos por deportistas: el cerro Ziruma. En la mañana de este sábado, un hombre fue capturado por la Policía justo en el momento en que intentaba atracar con cuchillo a varias personas que subían el cerro para ejercitarse.
De acuerdo con testigos, el individuo se abalanzó sobre un grupo de corredores que transitaban por el sector, amenazándolos con el arma blanca para despojarlos de sus pertenencias. El miedo y la confusión se apoderaron del lugar, pero una patrulla que realizaba recorridos preventivos por la zona reaccionó de inmediato y logró reducir al agresor antes de que alguien resultara herido.
Una vez esposado, el presunto ladrón rompió en llanto. Entre lágrimas, aseguró que robaba “por necesidad” y que lo hacía para llevar algo a su casa. Sin embargo, su intento de justificación no calmó la indignación de las personas que presenciaron el hecho.
Varias de ellas se acercaron y le propinaron golpes antes de que los uniformados lograran controlar la situación.
“Nos da rabia porque pudo hacerle daño a cualquiera. No le importó que fueran personas haciendo deporte, que solo querían ejercitarse tranquilos”, contó uno de los testigos.
El capturado fue trasladado por la Policía a la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de la Fiscalía, donde quedó a disposición de las autoridades competentes para su judicialización.
Aunque esta vez la rápida reacción policial evitó una tragedia, los asistentes al lugar insisten en que la vigilancia debe ser constante. “No puede ser que salgamos a trotar y terminemos enfrentando un cuchillo”, dijo una de las víctimas.
El hombre, entre lágrimas y esposas, fue conducido hacia la patrulla. Detrás de él quedaba la mirada de quienes, entre la rabia y la compasión, presenciaron la escena.
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