Una discusión entre conductores terminó con hombre muerto a bala y una mujer destrozada sobre el pavimento


La intolerancia volvió a matar en las calles de Bogotá. Una discusión verbal escaló a un nivel de violencia inimaginable. Ambos sacaron pistolas, uno traumática y otra real, y el saldo fue un muerto y una familia destrozada.

La escena fue brutal. En plena calle de Engativá Pueblo, una mujer cayó de rodillas sobre el cuerpo ensangrentado de su pareja. Lo sostenía entre los brazos, le acariciaba el rostro y gritaba, una y otra vez, “¡Amor, no me dejes!”, mientras los vecinos, paralizados, apenas entendían lo que acababa de ocurrir.

Minutos antes, nada hacía pensar que una simple maniobra de tránsito terminaría en tragedia. Dos conductores se cruzaron frente a frente en una vía angosta. Ninguno quiso ceder. Las bocinas, los gritos y los insultos se mezclaron hasta que la rabia se apoderó de todo. Lo que comenzó como un reclamo por el paso se convirtió en un duelo mortal.

Testigos cuentan que uno de ellos —Leonebar Abril Puentes— intentó calmar la situación cuando el otro hombre sacó un arma traumática y disparó al aire. El ruido desató el caos. En cuestión de segundos, el agresor empuñó un arma de fuego real y apretó el gatillo. El disparo dio directo en el pecho de Leonebar.

Él cayó al pavimento. Su compañera corrió hacia él, lo sostuvo con desesperación y empezó a pedir ayuda. Ninguna ambulancia llegó a tiempo. Los vecinos lo subieron a un vehículo y lo llevaron a una clínica cercana, pero los médicos no pudieron salvarlo. Murió minutos después de ingresar.

Mientras tanto, el agresor aprovechó el pánico para huir del lugar. La Policía Metropolitana de Bogotá revisa las cámaras de seguridad del sector para ubicarlo, pero hasta ahora sigue sin ser identificado.

Una discusión por el paso de un carro terminó con un muerto, una viuda desconsolada y una ciudad que vuelve a mirarse en el espejo sucio de la intolerancia.

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Porque en Bogotá, cada día, la rabia en las calles cobra una vida más.


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