La noche de disfraces se tiñó de sangre en Yumbo, Valle del Cauca. Una niña de solo 8 años, murió al ser alcanzada por una bala cuando un hombre disfrazado de payaso abrió fuego en un ataque sicarial. El asesino huyó y la comunidad exige justicia.

Halloween debía ser una fiesta de risas, no de disparos. Pero en el barrio donde vivía Rosneidy Saritza Espinoza, de 8 años, la celebración terminó convertida en una pesadilla.

Un sicario, camuflado bajo un disfraz de payaso, llegó en moto y comenzó a disparar contra un hombre que charlaba frente a una vivienda. En medio del ataque, una bala impactó en el cuerpo de la niña, que cayó al suelo frente a su familia.

“Todo fue en segundos. Nadie entendía qué pasaba. Cuando la vimos en el piso, ya era tarde”, relató una vecina.

Una bala que acabó una vida

Rosneidy fue llevada de urgencia a un hospital, pero los médicos no lograron salvarla. Su madre, aún con los dulces en las manos, no deja de repetir que su hija “solo quería disfrutar la noche de disfraces”.

El hombre que era el blanco del ataque sobrevivió, pero con varias heridas. El asesino escapó entre los gritos y el caos del barrio.

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La noticia corrió rápido: un sicario disfrazado de payaso había matado a una niña inocente. En Yumbo, nadie pudo dormir.

Dolor y rabia en la comunidad

“Era una niña alegre, amorosa, que saludaba a todos. Halloween se volvió una tragedia”, dijo entre lágrimas una vecina.
Las redes sociales se llenaron de mensajes de indignación: “Ni siquiera los niños están a salvo”, escribió un habitante de Yumbo. Otro agregó: “No puede ser que el disfraz del asesino haya servido para esconder la muerte.”

El coronel de la Policía del Valle confirmó que el ataque fue un ajuste de cuentas y que el sicario usó el disfraz para pasar desapercibido entre los niños.

“Estamos revisando cámaras y testimonios. Este crimen no quedará impune”, aseguró.

La Fiscalía abrió investigación por homicidio y tentativa de homicidio, mientras grupos de inteligencia rastrean posibles nexos del atacante con bandas locales.

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El Halloween que Yumbo no olvidará
El nombre de Rosneidy Saritza Espinoza quedará marcado en la memoria del municipio.

Halloween debía ser alegría. Pero en Yumbo, la noche del 31 de octubre, un payaso no repartió dulces… repartió muerte.