
Pareja de hombres gays se ofende con mujer por taparle los ojos a su hijo para que no los viera besándose
Un gesto de cariño entre dos hombres en un restaurante de Bogotá terminó en una acalorada discusión.
Lo que debía ser una tarde tranquila en el Crepes & Waffles de Gran Estación terminó convertido en un campo de batalla moral y digital. Un beso —sí, un simple beso— bastó para detonar una discusión que, más allá de los involucrados, reflejó las tensiones que aún persisten en un país por el comportamiento de la población LGBTIQ+ en sitios públicos.
Andrés Montoya, joven bogotano y representante del Consejo Directivo de la Universidad Externado, relató en redes sociales que fue víctima de un acto de discriminación. Contó que, al despedirse de su pareja con un beso, una mujer que se encontraba con su hijo cubrió los ojos del menor y les reprochó por su “indecencia”.
La respuesta del joven no tardó en viralizarse.
“No somos el peligro para las infancias; peligro quien enseña a odiar un beso”,
escribió en una publicación que en cuestión de horas acumuló miles de reacciones y encendió una controversia nacional.
El episodio se transformó rápidamente en un debate público sobre respeto, libertad y límites.
Expuso a la madre de familia en redes sociales
Montoya decidió publicar una fotografía de la mujer involucrada, lo que dividió las opiniones. Algunos defendieron su derecho a denunciar el acto discriminatorio; otros lo acusaron de exponer a una madre de familia y ponerla en riesgo.
El concejal caleño Andrés Escobar, conocido por su participación en hechos violentos durante el paro nacional, intervino en defensa de la mujer.
“Pongo mi equipo jurídico a entera disposición de esta madre ejemplar. Ustedes no nos van a venir a dictar cómo criar a nuestros hijos”, escribió.
Montoya le respondió con una frase que avivó aún más el debate:
“Un beso entre dos hombres es mucho menos violento que andar disparándole a civiles.”
Desde entonces, la historia ha generado miles de comentarios, enfrentando dos visiones del país: una que exige respeto a la diversidad y otra que aún mira con recelo lo que no se ajusta a sus creencias.
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Hasta el momento, la mujer no ha dado su versión, pero su imagen —convertida en símbolo involuntario del debate— sigue circulando. Mientras tanto, las redes hierven entre defensores y detractores.
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