El Jardín Memorial para Mascotas se convierte en el primer campo santo de la ciudad donde las familias podrán despedir a sus animales de compañía con respeto y cariño. La iniciativa busca cambiar la forma en que los samarios enfrentan la pérdida de sus fieles compañeros.

En Santa Marta, ahora hay un lugar para llorar y honrar a quienes alguna vez movieron la cola al vernos llegar. Se trata del Jardín Memorial para Mascotas, el primer cementerio de animales de la ciudad, un espacio verde y sereno destinado a ofrecer una despedida digna a los peludos que marcaron la vida de miles de familias.

Hasta ahora, cuando moría una mascota, el adiós era improvisado. Algunos las enterraban en patios, otros las arrojaban al río o entre los desechos, en un intento desesperado por resolver una pérdida que el corazón no sabía manejar. El nuevo jardín memorial busca cambiar esa realidad, transformando el duelo en un acto de amor y memoria.

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“Las mascotas también son un ser querido”, es la frase que resume el espíritu del proyecto. Entre jardines y senderos, los samarios podrán dar el último adiós a sus animales en un entorno diseñado para el recogimiento. El lugar cuenta con lotes individuales, zonas conmemorativas y una atención respetuosa para las familias que desean rendir homenaje a quienes consideraron parte del hogar.

El servicio tiene un valor accesible: por $20.000 mensuales, los propietarios pueden acceder a un plan que incluye la recogida del cuerpo, la inhumación, el uso del lote por tres años y una placa memorial con el nombre del animal. Más que un servicio funerario, se trata de una forma de mantener viva la conexión emocional con esos seres que, sin palabras, ofrecieron compañía incondicional.