
Menor de 16 años mató en una clínica al hombre que atacó a su madre
Lo que empezó como una riña en el barrio Cachimbero terminó con un homicidio dentro de una clínica. El agresor, identificado como Isaac David Álvarez, fue perseguido por el joven, quien lo atacó nuevamente cuando era atendido de las heridas que él mismo le había causado minutos antes.
La escena se repite con crudeza en los relatos de los testigos: un joven de apenas 16 años irrumpió en una clínica de Soledad (Atlántico) y atacó con furia al hombre que minutos antes había agredido a su madre y a varios de sus familiares.
El hecho ocurrió tras una riña en el barrio Cachimbero, donde la violencia desbordó todos los límites y terminó en tragedia.
Según el reporte de las autoridades, la pelea se desató en la calle 11 con carrera 16. En medio de la disputa, el hombre identificado como Isaac David Álvarez, de nacionalidad venezolana e integrante del grupo delincuencial “Los Costeños”, habría atacado con arma blanca a los familiares del adolescente. En la confusión, el menor respondió hiriéndolo gravemente.
Álvarez fue trasladado de emergencia a una clínica cercana, pero el adolescente no se detuvo. Lo siguió hasta el centro asistencial y, en un acto de venganza, ingresó al área de urgencias para rematarlo frente al personal médico y otros pacientes. Nadie alcanzó a reaccionar.
“Mi familia no está sola”, habría dicho el joven tras el ataque, antes de ser reducido por los agentes que custodiaban el lugar. La frase, fría y contundente, se convirtió en el eco de una historia marcada por la rabia y la desesperación.
La Policía Metropolitana de Barranquilla asumió la investigación del caso. El menor se encuentra bajo custodia mientras la Fiscalía General de la Nación adelanta las diligencias judiciales correspondientes.
En el barrio Cachimbero, el suceso ha generado conmoción. Los vecinos aseguran que el miedo se ha vuelto parte del paisaje y que las riñas, muchas veces originadas por conflictos entre bandas o venganzas personales, se multiplican sin control.
“Esto antes era un barrio tranquilo, pero ahora cualquiera se pelea y termina muerto”, comentó una residente.
El crimen deja al descubierto un nuevo rostro de la violencia que se vive en los barrios populares del Atlántico: el de jóvenes atrapados entre el miedo, la rabia y la falta de justicia.
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