Con apenas 18 años, logró el máximo puntaje en las pruebas Saber 11. Mientras trabaja como cajero en un supermercado de Cúcuta, se prepara para cumplir su sueño de convertirse en médico.

Entre cajas registradoras y filas de clientes en un supermercado del oriente de Cúcuta, pocos imaginarían que el joven que cobra las compras es uno de los mejores estudiantes del país.

Se llama Andrés Felipe López Gutiérrez, tiene 18 años, y acaba de obtener 500 puntos en las pruebas Saber 11, el puntaje perfecto que muy pocos alcanzan en Colombia.

Sin festejos ni entrevistas televisivas, Andrés Felipe sigue con su rutina diaria. Cumple turnos como cajero del supermercado Los Montes, mientras aprovecha cada momento libre para estudiar. “Trabajo porque necesito hacerlo, pero mi meta es clara: ser médico”, dice con serenidad.

Su camino académico no ha sido el común. Cursó hasta noveno grado en el Colegio Calasanz de Cúcuta, y luego decidió validar el bachillerato por su cuenta, impulsado por el deseo de avanzar más rápido. Entre largas jornadas de trabajo y estudio, consiguió lo que muchos considerarían imposible: convertirse en el mejor puntaje del país.

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Profesores y vecinos destacan su sencillez y disciplina. “Siempre fue de los más responsables, dedicado y con un corazón enorme”, comenta una de sus docentes. En su barrio lo ven como un ejemplo de superación y constancia.

El caso de Andrés Felipe ha despertado admiración, pero también reflexión. En una región donde muchos jóvenes abandonan el estudio por falta de oportunidades, su historia demuestra que el talento no depende del dinero ni de los colegios de élite, sino de la determinación y la perseverancia.

Hoy, mientras escanea productos y entrega vueltas a los clientes, este joven cucuteño sigue soñando con una bata blanca y un estetoscopio. Sabe que el camino apenas comienza, pero también que ya dio el paso más difícil: creer que podía lograrlo.