Llevaba más de un año sin trabajo y murió cuando iba en la moto a su entrevista laboral


Tras un largo tiempo sin trabajo, Aldo Manganes creyó haber encontrado la oportunidad que tanto esperaba. Con ilusión emprendió camino desde Montelíbano hacia Zaragoza para una entrevista de trabajo. No alcanzó a llegar. Un accidente en la vía truncó su sueño de comenzar de nuevo.

Durante más de un año, Aldo Manganes convivió con la incertidumbre que deja el desempleo. Había tocado puertas, enviado hojas de vida y soportado las miradas de preocupación en casa. Aun así, no perdía la fe. Soñaba con un empleo que le permitiera sacar adelante a su familia y devolver la alegría a su hogar.

La llamada que tanto esperaba llegó una tarde de octubre. Lo habían citado a una entrevista laboral en Zaragoza, Antioquia. Para Aldo, ese mensaje significaba mucho más que una posibilidad: era el inicio de una nueva etapa. “Estaba feliz, decía que ese trabajo iba a ser suyo”, recuerda su hermana, aún conmovida por la emoción con la que él preparó todo.

La noche antes del viaje, revisó cada documento, limpió su hoja de vida y eligió con cuidado la ropa que usaría. Había llenado incluso el tanque de gasolina de la moto para no tener contratiempos. “No durmió casi, hablaba de lo bien que le iba a ir”, contó su madre.

Al amanecer, Aldo se despidió con una sonrisa. “Hoy sí es mi día”, alcanzó a decir antes de encender su motocicleta. Desde Montelíbano emprendió el recorrido hacia Zaragoza, decidido a cumplir la cita que podría cambiar su destino.

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Pero en una curva de la vía, el destino le jugó una trampa cruel. Perdió el control de la moto y murió al instante. Los documentos que llevaba, su hoja de vida y las copias de identificación, quedaron esparcidos sobre el asfalto, testigos de sus ilusiones.

“Mi hermano quería salir adelante. Estaba feliz, tenía fe. Y justo cuando parecía que todo iba a mejorar, se nos fue”, relató entre lágrimas su hermana.

Aldo Manganes no alcanzó a llegar a la entrevista que tanto esperaba. Su historia, breve pero profunda, retrata la dura realidad de muchos colombianos que viven al filo de la esperanza, soñando con un empleo que les devuelva la dignidad.

Hoy su familia guarda con dolor esos papeles manchados de polvo y lágrimas, símbolo de una vida que buscaba renacer y terminó apagada en el camino.


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