
Murió reconocido joven empresario de Santa Marta que impulsó la cultura y el turismo desde Minca
El propietario del restaurante Bachicha en Minca y promotor de eventos en Santa Marta falleció este martes en Barranquilla tras una dura lucha contra la leucemia. Su nombre queda ligado al emprendimiento, la cultura y la ayuda desinteresada a los demás.
En Santa Marta, pocas noticias lograron detener la rutina del día como la confirmación de la muerte de Felipe Henríquez, conocido por todos como Pipe. Pasado el mediodía de este martes, familiares y amigos confirmaron que el joven empresario no resistió más la batalla que venía librando en silencio contra la leucemia, en una clínica de Barranquilla.
Su partida deja un vacío profundo en la escena empresarial y cultural de la ciudad, pero sobre todo en el corazón de quienes lo vieron entregarse con generosidad a causas sociales.
Felipe era el rostro detrás del restaurante Bachicha, en Minca, un punto de encuentro que, más que un negocio, se convirtió en un símbolo del turismo responsable y la buena energía que siempre transmitía. Allí recibía a locales y visitantes con una sonrisa amplia y la convicción de que la Sierra podía ser un lugar de desarrollo y oportunidades.
Pero Pipe no se quedaba quieto. Su entusiasmo lo llevó también a moverse en el mundo del espectáculo. Promovió conciertos, festivales y eventos que marcaron la vida nocturna samaria, apostando por la cultura como motor de progreso. Detrás de muchos escenarios donde sonó la música que alegró a miles de jóvenes, estaba su trabajo, su gestión y su empeño.
Sin embargo, lo que hoy más se recuerda de él no son sus logros empresariales, sino su espíritu solidario. En los momentos más difíciles, cuando la ciudad enfrentó emergencias por las lluvias, Felipe fue de los primeros en movilizarse. Lideró campañas para recolectar alimentos, ropa y utensilios para las familias damnificadas. No esperaba nada a cambio: lo movía la convicción de que ayudar también era una forma de construir ciudad.
“Siempre tenía una idea, un proyecto, una iniciativa para mejorar algo o ayudar a alguien”, cuenta uno de sus allegados.
Esa manera de estar presente, de actuar sin protagonismos, lo convirtió en una figura respetada y querida por quienes lo conocieron de cerca.
La leucemia lo sorprendió en plena actividad, pero pocos lo supieron. Decidió enfrentar la enfermedad con discreción, sin hacerla parte de su vida pública. Quienes lo acompañaron en el proceso aseguran que nunca perdió la esperanza ni el buen ánimo, incluso en los días más duros del tratamiento.
La noticia de su muerte generó una ola de mensajes en redes sociales. Decenas de publicaciones recordaron su trabajo, su alegría y su compromiso. “Te fuiste muy pronto, hermano. Gracias por todo lo que hiciste por esta ciudad”, escribió uno de sus amigos, reflejando el sentimiento colectivo.
Felipe Henríquez tenía mucho por delante. Sus proyectos, su energía y su forma de mirar la vida lo convirtieron en ejemplo de una generación que cree en el emprendimiento con propósito. Su partida deja dolor, pero también una lección: la verdadera huella no la deja quien más logra, sino quien más entrega.
Santa Marta pierde a un joven que creyó en ella hasta el final. Y en cada persona que hoy recuerda su generosidad, queda viva una parte de su legado.
PAUTE
AQUÍ
420 px x 450 px
INFO AQUÍ