
Castigos de los Conquistadores habrían llegado a Valledupar: aparece nuevo video de hombre rapado pidiendo perdón
Un video difundido en redes sociales muestra a un hombre sin cejas ni cabello, agradeciendo a las Autodefensas Conquistadores de la Sierra por “perdonarle la vida”. La grabación, similar a las que han circulado en Santa Marta y Riohacha, desató alarma por la expansión del grupo armado hacia el Cesar.
En Valledupar, la violencia llegó vestida de escarmiento. Esta vez, no con disparos ni enfrentamientos, sino con una escena que preocupa a la comunidad: un hombre, visiblemente golpeado, con el rostro amoratado y la cabeza rapada, sostenía un cartel en el que agradecía al grupo armado por “haberle dado una nueva oportunidad por andar de pelionero”.
La grabación, difundida por redes sociales, parece seguir el mismo libreto que las autodenominadas Autodefensas Conquistadores de la Sierra han ejecutado en Santa Marta y Riohacha: castigos públicos, humillación y mensajes grabados bajo vigilancia para reafirmar control social.
El método ya es reconocible —rapar el cabello, eliminar las cejas, exponer el rostro de la víctima y hacerlo “agradecer” por seguir con vida—, una marca de autoridad ilegal en los territorios donde pretenden imponer su ley.
Aunque en el video no se ve a los hombres armados, el tono del mensaje y el temor en la voz del individuo dejan entrever el poder coercitivo detrás de la cámara. “Desde Valledupar me dieron una oportunidad”, dice el hombre, una frase que bastó para encender las alarmas: el control de las A.C.S.N. podría estar expandiéndose en el Cesar.
Autoridades locales y organismos de inteligencia analizan la autenticidad de la grabación, pero el eco del video ya caló hondo en la ciudad. En redes sociales se multiplicaron los comentarios de miedo e indignación, muchos recordando las recientes denuncias sobre presencia de grupos ilegales en corregimientos cercanos a la Sierra Nevada.
Hasta ahora, ni la Policía Metropolitana de Valledupar ni la Fiscalía han emitido comunicados oficiales. Sin embargo, fuentes cercanas a la investigación no descartan que el material forme parte de una estrategia de intimidación diseñada para mostrar poder y disciplinar comportamientos “indeseables” según la lógica de estos grupos.
En Santa Marta y Riohacha, los llamados “castigos sociales” ya son parte del repertorio de control de estas organizaciones. A las víctimas se les acusa de ladrones, consumidores o peleadores, y tras ser golpeadas y rapadas, se les obliga a pedir perdón frente a una cámara. Luego, los videos se difunden en redes, como advertencia para los demás.
Ahora, Valledupar parece entrar en el mismo guion. La escena del hombre con los ojos hinchados y el mensaje tembloroso es, más que una confesión, una muestra del miedo colectivo que avanza desde la Sierra hacia el corazón del Cesar.
La ciudadanía, entre la incredulidad y el temor, pide respuestas. “No queremos que lo que pasa en la Sierra llegue aquí”, escribió un usuario en redes. Pero las fronteras del miedo, en Colombia, rara vez se detienen en un límite geográfico.
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