“Esto se va a venir abajo”: vecinos de Gaira alertan sobre el colapso del puente viejo
6 de octubre de 2025|Enterate
Los habitantes del Cerro de la Virgen, en el sur de Gaira, temen quedar incomunicados o sufrir una tragedia por el deterioro del puente viejo, una estructura que muestra graves fallas.
El puente viejo de Gaira, una estructura que durante décadas ha servido como punto vital de conexión para centenares de vehículos y peatones, está al borde del colapso.
Las grietas, el concreto resquebrajado y los pedazos de material que se desprenden a diario son señales de una tragedia que muchos ven venir, pero que, hasta ahora, nadie parece dispuesto a evitar.
En el barrio Cerro de la Virgen, al sur de Gaira, los vecinos viven con el miedo de que el puente, corroído por el tiempo y el abandono, se desplome en cualquier momento.
El líder cívico Albeiro Taborda ha hecho de esta denuncia una bandera. Ha grabado videos, difundido imágenes del deterioro del puente y tocado las puertas de las autoridades distritales y nacionales, pero las respuestas no llegan. “Cada día el puente está peor. Las bases están rajadas, el río golpea fuerte en invierno, y nadie hace nada. Aquí puede pasar una desgracia en cualquier momento”, asegura.
Durante las lluvias, el caudal del río Gaira golpea con fuerza los cimientos de la estructura. Los vecinos señalan los puntos donde el concreto se ha desmoronado y muestran cómo la vibración de los vehículos hace que el puente tiemble.
“Esto es un peligro silencioso. Si no lo intervienen, un día se va a venir abajo con gente encima”, advierte Luis Morales, conductor que pasa a diario por el lugar.
A ese temor se suma la desesperación por los constantes apagones eléctricos que los dejan durante horas —incluso días— sin servicio de energía.
“Llevamos semanas en las que la luz se va y no vuelve sino hasta el otro día. Los alimentos se dañan, los niños no pueden estudiar y la inseguridad aumenta en las noches”, dice Marta Gutiérrez, vecina del sector. Su voz refleja la resignación de una comunidad que siente que ha sido olvidada por las autoridades.
El abandono no solo amenaza la movilidad: ha afectado también el comercio local y la seguridad. Con las noches en penumbra por los cortes eléctricos, las calles quedan desiertas. “Vivimos entre la oscuridad y el miedo. Ya no es solo el puente; es la sensación de que a nadie le importa lo que pasa aquí”, dice Taborda, señalando las grietas como cicatrices del abandono.
Mientras tanto, los residentes de Gaira siguen esperando una intervención antes de que sea demasiado tarde. “No queremos que vengan después de una tragedia a decir que lo advirtieron. Queremos soluciones ya”, insisten los vecinos, con la esperanza de que sus voces no se pierdan en la indiferencia.
La alcaldía ya se encuentra enterada de la situación y evalúa acciones para atender este llamado comunitario.