Mientras Rosa Angélica Tarazona, alias La Bebecita, era capturada en Guachaca en un operativo del Gaula, el Ejército y la Fiscalía, su pareja, alias El Menor, respondía desde redes sociales con mensajes de amor y desafío. El narco-influencer no se ocultó, sino que convirtió la detención en una vitrina más para exhibir su vida sentimental y poder.

La captura de La Bebecita, señalada de manejar una amplia red de extorsión en la Troncal del Caribe, pudo ser un golpe sensible para la estructura de las ACSN. Sin embargo, uno de los cabecillas visibles de esa organización criminal reaccionó con un tono inesperado: no hubo amenazas abiertas ni mensajes de furia, sino frases cargadas de fe y respaldo hacia ella que es su pareja sentimental.


“La fe mueve montañas. Siempre mente positiva”, escribió Naín en su cuenta, acompañando fotos en las que aparece abrazado a su pareja.

En otro mensaje sentenció:

“Tus problemas son míos 100 por ciento”.

De los helicópteros a las historias de Instagram

Mientras las cámaras captaban a Rosa Angélica siendo subida a un helicóptero bajo fuertes medidas de seguridad, Naín aprovechaba sus redes para reforzar su imagen de pareja leal. La escena, que para las autoridades era el resultado de meses de inteligencia, fue resignificada por el joven capo como un acto de resistencia emocional.
Con más de 13 mil seguidores, la mayoría jóvenes, cada publicación se convierte en una narrativa paralela que convierte el delito en espectáculo.

Un desafío a la autoridad

Pese a la recompensa de 500 millones de pesos que pesa sobre él, alias El Menor no ha dado señales de esconderse. Al contrario, en sus historias aparecieron videos de motocicletas a toda velocidad por la Troncal del Caribe. Nadie sabe si las imágenes son actuales o simples maniobras para confundir a las autoridades. Lo que sí queda claro es que Naín utiliza la visibilidad como estrategia: mostrarse tranquilo, enamorado y en control, incluso cuando su círculo más cercano es golpeado.

La pareja que exhibe su vida sin miedo

Las redes sociales de ambos han estado llenas de viajes en jet ski, paseos a caballo, lujos y demostraciones de amor. La propuesta de matrimonio a la orilla del mar, las salidas a parques de diversiones en Santa Marta y la constante exposición de su relación, refuerzan un mensaje: nada los perturba, ni siquiera un megaoperativo en Guachaca.
Con la detención de La Bebecita, la justicia espera desarticular parte del andamiaje financiero de la organización. Pero en la arena digital, Naín insiste en marcar el tono: la fe, el amor y la ostentación siguen siendo sus armas más visibles.

La Bebecita, pieza clave del engranaje

La mujer no era solo la pareja sentimental del capo. Según las autoridades, Rosa Angélica era la encargada de manejar la caja de la organización: extorsiones a comerciantes, cobros a pequeños negocios y hasta “impuestos” a estaciones de gasolina. Su captura apunta directamente al músculo financiero del grupo armado, aunque la reacción de Naín busca proyectar lo contrario: que nada se tambalea en su estructura.

Más allá de las armas y el dinero, el poder de Naín se alimenta de un fenómeno cultural inquietante: la admiración juvenil. En sus publicaciones, los comentarios abundan con frases de aliento y emojis de respeto. Jóvenes que lo ven como un ejemplo de rebeldía, éxito fácil y ostentación, pese a que su trayectoria está marcada por el sicariato, la extorsión y la guerra entre clanes criminales.
Para muchos adolescentes de La Guajira y la Sierra Nevada, El Menor no es solo un cabecilla armado: es un personaje aspiracional que se muestra en redes cabalgando caballos, conduciendo motocicletas de alta gama y paseando en jet ski con su pareja. Ese culto a la figura del narco-influencer refuerza el poder de intimidación de Naín, incluso en los barrios donde su organización ejerce control violento.

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Una historia que no termina

La captura de La Bebecita es un golpe duro a las ACSN, pero la reacción de Naín confirma que su poder va más allá de lo militar o lo económico. Su estrategia de mostrarse tranquilo, amoroso y desafiante en redes sociales le permite proyectar una imagen de invulnerabilidad. Para las autoridades, el reto no es solo dar con su paradero: también lo es desmontar la narrativa que lo presenta como un líder admirado por la juventud, en lugar de lo que realmente es, un criminal que ha escalado con violencia en la estructura armada de la Sierra Nevada.