Con una inversión de $5.867 millones, la gobernación entregó una moderna infraestructura de 750.000 litros que reemplaza al antiguo tanque oxidado y asegura el suministro continuo a más de 33.000 habitantes.

La escena en Pivijay era de celebración: vecinos con aplausos y sonrisas recibieron la entrega oficial de un tanque elevado de agua potable que promete cambiarles la vida. No era para menos. Durante años, los 33.753 habitantes del municipio cargaron con la incertidumbre del racionamiento y con un sistema obsoleto que apenas cumplía su función.

El nuevo tanque, con capacidad de 750.000 litros, fue inaugurado este jueves en medio de un ambiente de júbilo y expectativa. La infraestructura, que tardó diez años en materializarse, representa una de las inversiones más significativas en servicios públicos para la población: $5.867 millones destinados a garantizar agua potable las 24 horas del día.

“Este es otro proyecto del tsunami de obras que arrancó en 2020 con la planificación de Carlos Caicedo, y hoy es una realidad gracias a la continuidad gubernamental de Rafael Martínez”, expresó la gobernadora encargada, Ingris Padilla, al momento de cortar la cinta simbólica.

El anuncio no solo marcó el fin de una espera. También se convirtió en una evidencia de cómo, por más de una década, los recursos públicos no alcanzaban para resolver lo básico: el derecho al agua. El antiguo tanque, corroído por el óxido, se había vuelto inservible.

La nueva estructura incluye conexión directa a la Planta de Tratamiento de Agua Potable, escaleras y redes complementarias para su operatividad. Según el gobierno departamental, la obra se enmarca dentro del programa “Agua al Pueblo”, que busca garantizar el suministro del líquido en municipios históricamente golpeados por la falta de inversión.

“Con los mismos recursos que antes no se invertían en obras para beneficio del pueblo, hoy son realidades”, remató Padilla.

Para los pivijayeros, el tanque elevado no es solo concreto y tuberías. Es la diferencia entre cargar baldes bajo el sol o abrir un grifo en cualquier momento del día. Es la promesa de que, al menos en el tema del agua, la espera terminó.