Un joven de 18 años murió electrocutado cuando intentaba rescatar a su primo de 11, quien quedó atrapado por un cable energizado en zona rural de Plato, Magdalena. El menor sobrevivió, pero la familia ahora no tiene ni cómo sepultar al muchacho fallecido.

Junior de Jesús Español Acuña, de 18 años, perdió la vida en un acto de valentía y amor propio hacia un familiar en el corregimiento 5 y 6 (Bajo), en Plato. Su primo, Santiago José Ramos Español, de 11 años, se encontraba en el techo de una vivienda cuando agarró un cable eléctrico en mal estado. La corriente lo paralizó y empezó a convulsionar.

Junior, que se dio cuenta, corrió a ayudarlo. Lo abrazó para despegarlo del cable, pero en ese instante recibió una descarga mucho más fuerte que lo dejó tendido en el suelo, sin signos vitales. Su acto desesperado le costó la vida, pero permitió que el niño quedara con heridas controlables y pudiera ser trasladado a un centro asistencial, donde se recupera.

El héroe que cayó fulminado

Los familiares no alcanzan a comprender la magnitud de la desgracia. “Él solo pensó en salvar al niño, no midió nada, y ahí mismo cayó. Fue fulminante”, relató un vecino.

El cuerpo de Junior quedó en medio del patio mientras la comunidad intentaba auxiliarlo, pero ya no había nada que hacer. La corriente lo había matado al instante.

Los padres del joven ahora enfrentan una doble tragedia: la pérdida de su hijo y la imposibilidad de costear su entierro. “No tenemos cómo sepultarlo. Lo único que pedimos es ayuda para darle un adiós digno”, dijo entre lágrimas su madre.

Mientras tanto, el pequeño Santiago permanece bajo observación médica. Los médicos confirmaron que se recupera, aunque las secuelas emocionales serán profundas.

El corregimiento entero quedó en shock. Vecinos y amigos destacan la valentía de Junior, que entregó su vida en un acto de desesperación para salvar a su primo. “Ese muchacho murió como un héroe”, repiten una y otra vez quienes presenciaron la tragedia.

El drama de esta familia refleja también los riesgos que viven las comunidades rurales, donde la precariedad del tendido eléctrico sigue cobrando víctimas.