La autoridad ambiental inició operativos de control en zonas de alto riesgo, tras advertir que la urbanización desordenada en los cerros pone en peligro vidas humanas y amenaza la estabilidad ambiental de la ciudad.

La administración del alcalde Carlos Pinedo encendió las alarmas sobre un problema que se agudiza en Santa Marta: la proliferación de construcciones ilegales en los cerros urbanos.

El Departamento Administrativo Distrital de Sostenibilidad Ambiental (Dadsa) confirmó por orden del mandatario distrital, el inicio de operativos de regulación y control en sectores críticos, luego de que la reciente ola invernal expusiera la fragilidad del terreno y la vulnerabilidad de las comunidades asentadas en estas zonas.

El primer recorrido de inspección se llevó a cabo en la Ensenada Juan XXIII, donde técnicos de la entidad verificaron los riesgos asociados a la expansión no controlada de viviendas.

Las autoridades advirtieron que la ocupación indiscriminada de los cerros está generando deforestación, pérdida de cobertura vegetal y debilitamiento de la capacidad del suelo para retener agua, lo que eleva la probabilidad de deslizamientos de tierra, erosión e inundaciones.

“Los cerros de Santa Marta cumplen funciones vitales: son guardianes del agua, refugio de especies y reguladores del clima. Protegerlos es un compromiso colectivo que garantiza el bienestar presente y futuro de la ciudad”, señaló la directora del Dadsa, Paola Gómez Bolaño, quien reiteró que la prioridad de los operativos es frenar las edificaciones ilegales y salvaguardar la vida.

El Distrito advirtió que no se trata solo de una amenaza ambiental. Detrás de cada construcción irregular hay familias que se exponen a tragedias evitables, en territorios catalogados como de alto riesgo. “Cada aguacero puede convertirse en una emergencia mayor si no detenemos esta práctica”, alertó un funcionario de la entidad durante el operativo.

Además de los controles, la Alcaldía anunció campañas de sensibilización y jornadas de reforestación comunitaria para recuperar las zonas intervenidas y mitigar el impacto ambiental. El llamado de la administración es claro: no construir en áreas de cerros y sumarse a la protección del patrimonio natural de la ciudad.

Con estas medidas, el gobierno distrital busca contener un fenómeno que, de no detenerse, podría desencadenar además de emergencias, una crisis ambiental y social en Santa Marta.