
Golpes, capturas y cárcel no lo frenaron: la vida delincuencial de ‘Leo’ terminó con una puñalada de su socio
Este sujeto oriundo de Santa Marta terminó asesinado a cuchilladas en Barranquilla a manos de su propio compañero de fechorías, tras una disputa por la repartición de un botín. El joven, con amplio prontuario en Santa Marta, había buscado refugio en otra ciudad para continuar en el delito, pero allí encontró su destino fatal.
Leonardo Favio Ceballos Ortiz era ágil, habilidoso y con experiencia en el mundo del delito. En Santa Marta ya tenía su nombre marcado. Su rostro se hizo visible en fotos oficiales de la Policía tras varias capturas, y hasta la comunidad lo había castigado a golpes en el barrio Santana, cansada de sus constantes atracos. Aquel día, pese a los reclamos ciudadanos, fue capturado y como tantas veces ocurrió, volvió a quedar libre.
Lejos de recomponer su camino, decidió abandonar su ciudad natal y buscar en Barranquilla un nuevo terreno para sus andanzas criminales. Allí se adaptó rápido, integrándose a bandas dedicadas a robos y atracos que mantenían azotados a los vecinos del barrio 7 de Abril.
Pero como ocurre en ese mundo, la traición no tarda. Según versiones, ‘Leo’ y su compañero acababan de “coronar una vuelta”, como llaman entre ellos a los robos exitosos. En medio de la repartición del botín surgió la disputa. Cuando Leo dio la espalda, el que debía ser su socio le propinó varias puñaladas, lo despojó de lo robado y lo dejó tirado en el interior de una vivienda en la calle 70 con carrera 15.
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Detalles del agresor
La Policía Metropolitana de Barranquilla identificó al presunto agresor como Dumeth Jassir Flórez Chávez, un delincuente con historial que hoy es buscado por este crimen y otros hechos delictivos en la ciudad.
El destino de Leo parecía escrito. Tenía múltiples anotaciones judiciales por concierto para delinquir, porte ilegal de armas, hurto agravado y extorsión, además de tres capturas registradas en 2019, 2020 y 2025. Su nombre era habitual en expedientes policiales.
En Santa Marta, su familia recibe la noticia con dolor. Para ellos no era el delincuente temido ni el rostro de las fotos oficiales, sino el muchacho que vieron crecer. Hoy lloran su final trágico, marcado no por la justicia, sino por la traición de uno de los suyos.
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