
Fundación, el horno del Magdalena: los municipios donde el calor no da tregua
El departamento del Magdalena figura entre los más calurosos de la Costa Caribe. Municipios como Fundación, Plato y Ariguaní alcanzan temperaturas que superan los 40 grados, mientras la sensación térmica castiga a sus habitantes con jornadas sofocantes.
Vivir en el Magdalena es acostumbrarse al calor. Sin embargo, hay municipios donde las altas temperaturas no son solo parte del día a día, sino un verdadero reto para la salud y la calidad de vida.
Fundación, conocido como “la esquina del progreso”, es también catalogado por el IDEAM como el municipio más caliente del departamento, con picos que superan los 41 °C en temporada seca.
En sus calles, la sombra se convierte en refugio y los ventiladores nunca descansan. “Aquí el sol no perdona. A las 10 de la mañana ya parece mediodía”, cuenta José Carvajal, un mototaxista que pasa la mayor parte de la jornada en las vías ardientes de la población.
Otros municipios en la lista del calor extremo
Fundación no está solo en esta condición. Municipios del centro y sur del Magdalena como Plato, Ariguaní (El Difícil), Santa Ana y Nueva Granada también alcanzan temperaturas extremas. En estas poblaciones, los termómetros marcan constantemente entre 37 y 39 grados, pero la sensación térmica, sumada a la humedad, puede superar los 42.
En contraste, la capital, Santa Marta, rara vez llega a esos niveles de calor seco. Allí, el termómetro promedio se ubica en 33 grados, pero lo que sofoca es la humedad del mar y la brisa caliente que encierra la ciudad en las tardes.

Impacto en la vida cotidiana
El calor no solo afecta el confort de los habitantes, también incide en la salud y el trabajo. El Hospital de Fundación reporta que en los meses más calurosos aumentan los casos de deshidratación, golpes de calor e infecciones gastrointestinales.
Los agricultores de Plato y Ariguaní, además, deben enfrentar pérdidas en cultivos 333333 como el maíz y la yuca, que no resisten las sequías prolongadas. “El calor se lleva todo, hasta la esperanza. A veces no llueve en meses y lo poco que sembramos se pierde”, explica María Ramos, campesina de la vereda San José de Ariguaní.

Los especialistas del IDEAM advierten que el Magdalena seguirá sintiendo con fuerza los efectos del cambio climático. El aumento sostenido de las temperaturas y los periodos de sequía más largos podrían hacer que municipios como Fundación y Plato rompan récords históricos de calor en los próximos meses.
Pese a estas condiciones extremas, los magdalenenses han aprendido a convivir con el calor. Las casas de techos altos, los jugos naturales en cada esquina y la vida que empieza temprano para evitar el sol fuerte son parte de las estrategias de adaptación.
Sin embargo, la discusión sobre proyectos de infraestructura, acceso al agua potable y planes de mitigación climática siguen pendientes. Porque en el Magdalena, el calor no es solo un asunto climático: es una realidad social que golpea con la misma fuerza del sol de mediodía en Fundación.
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