
En Magdalena: Dos hermanos y un amigo salieron a una fiesta; sus familias los recogieron muertos en moto
Lo que comenzó como una salida de fin de semana a una fiesta en el corregimiento de Monterrubio terminó en tragedia: tres jóvenes fueron asesinados en el norte del Magdalena, entre ellos dos hermanos. Sus cuerpos fueron recogidos por sus propios familiares en motocicletas ante la ausencia de las autoridades. En paralelo, otro homicidio en la Zona Bananera completó la jornada sangrienta con cuatro muertos en menos de 24 horas en el norte de Magdalena.
La alegría de la fiesta se convirtió en tragedia para tres jóvenes del Magdalena. El pasado sábado, salieron hacia el corregimiento de Monterrubio para disfrutar de las celebraciones, pero nunca regresaron a casa. Testigos cuentan que en medio de la rumba habrían tenido una fuerte riña con un desconocido. Desde esa noche, nada más se supo de ellos.
La incertidumbre se convirtió en horror cuando, el miércoles 20 de agosto, sus cuerpos comenzaron a aparecer en distintos puntos del departamento. Dos de ellos, hermanos, fueron encontrados a un costado de la vía Piñuela–Fundación, con impactos de bala y signos de violencia. El tercero apareció horas después, asesinado en el sector de Los Manguitos, en el municipio de Fundación.
Dos hermanos, un mismo final
Las víctimas fueron identificadas como Herrique Fontalvo y Juan Manuel Cantillo, dos hermanos que habían salido juntos a la fiesta y terminaron cayendo en la misma tragedia. Su familia, destrozada por el dolor, no esperó a que las autoridades se acercaran: ellos mismos se encargaron de levantar los cadáveres.
En una escena que ha provocado indignación, familiares y vecinos subieron los cuerpos a motocicletas y los trasladaron hasta la morgue de Fundación. Las imágenes, difundidas en redes sociales, muestran el drama de un territorio donde las víctimas deben cargar con sus muertos porque las instituciones brillan por su ausencia.
“Nos tocó recogerlos porque aquí no entra nadie. La Policía no viene, y si uno no se mueve, los deja tirados en la carretera”, dijo un allegado entre lágrimas.
El tercer amigo asesinado
El tercer joven era Andrés, amigo de los hermanos. Su cuerpo fue encontrado en el sector de Los Manguitos, también con impactos de bala. La hipótesis de que su asesinato estaría relacionado con la riña que tuvieron en la fiesta aún no está confirmada, pero lo cierto es que su muerte cerró un círculo de dolor para tres familias unidas por la amistad y ahora por la tragedia.

En Fundación, la noticia corrió muy rápido. Vecinos y conocidos lamentaron la muerte de tres jóvenes que salieron a divertirse y fueron encontrados sin vida, dejando detrás una estela de preguntas sin respuesta.
Otro muerto en la Zona Bananera
Mientras tanto, en Guamachito, corregimiento de la Zona Bananera, la violencia no dio tregua. Allí fue asesinado Rey Armando Montiel, alias “El Rey”, un mototaxista venezolano de 29 años que recibió varios disparos cuando se desplazaba en su motocicleta.

Testigos aseguran que dos hombres en otra moto lo interceptaron y le dispararon a quemarropa. Murió en el acto, en plena vía, ante la mirada impotente de quienes transitaban por el lugar.
Los asesinatos de los dos hermanos, su amigo y el mototaxista venezolano dejaron un saldo doloroso: cuatro homicidios en menos de 24 horas en el norte del Magdalena.
El drama no solo está en las muertes violentas, sino en lo que vino después: familiares obligados a cargar cadáveres en motocicletas para llevarlos a la morgue, una imagen que desnuda el abandono estatal en territorios donde el miedo manda y la justicia no llega.
Una región acorralada por la violencia
La gente en Pivijay, Fundación y la Zona Bananera coincide en una misma frase: “Aquí manda el que tiene las armas”. El miedo es tan grande que incluso las autoridades evitan entrar a ciertas zonas, lo que deja a la población librada a su suerte.
El resultado: familias que lloran a sus muertos, comunidades que sienten que nadie los protege y un departamento que cada día se hunde más en el espiral de la violencia.
“Eran dos hermanos y su amigo, muchachos que salieron a una fiesta y terminaron asesinados. Nadie merece morir así, y mucho menos que sus propios familiares tengan que cargar con sus cuerpos en moto porque no hay presencia de las autoridades”, expresó un líder comunitario de Fundación.
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