La imprudencia y el exceso de velocidad les arrebató la vida. Antony murió en el lugar del choque, mientras que su hermano Omar, pese a ser trasladado a una clínica, no sobrevivió. El dolor de su familia estremeció a quienes presenciaron la tragedia.

La tragedia golpeó de frente a una familia samaria que perdió a dos de sus hijos en cuestión de minutos. La noche de este viernes, Antony y Omar Beleño, hermanos de 23 y 20 años, se movilizaban en una motocicleta a alta velocidad por la Troncal del Caribe, a la altura del estadio Sierra Nevada. Allí, en medio del tráfico, colisionaron contra una buseta, quedando tendidos sobre el pavimento con graves lesiones.

El impacto fue mortal. Antony falleció en el sitio, mientras que Omar, con signos vitales débiles, fue trasladado de urgencia a la Clínica Bahía. Los médicos lucharon por estabilizarlo, pero nada pudieron hacer: ingresó sin vida.

Escenas de dolor

En el centro asistencial, las lágrimas y los gritos de sus familiares se convirtieron en el retrato de una pérdida irreparable. La imagen de padres, hermanos y allegados devastados en la puerta de la clínica fue tan fuerte como el propio accidente. “Eran inseparables, todo lo hacían juntos… y así se fueron”, alcanzó a decir entre sollozos un vecino que los conocía.

La noticia corrió rápido por la ciudad. Los Beleño eran jóvenes muy unidos y queridos en su barrio. La comunidad aún no asimila que en una sola noche, y en un mismo hecho, se apagaran dos vidas.

El llamado a la prudencia

Autoridades de tránsito recordaron que el exceso de velocidad en motocicletas se mantiene como una de las principales causas de accidentalidad en la ciudad. “Hoy son dos hermanos, mañana puede ser cualquier otra familia la que llore a sus seres queridos”, advirtieron.

El vacío que dejan Antony y Omar no podrá llenarse. La imprudencia en la vía los arrancó de la vida y dejó una lección dolorosa: un instante de exceso puede sellar un destino irreversible.