En la Catedral Primada de Bogotá, el homenaje al senador asesinado se convirtió en un llamado electoral para 2026. Las palabras de su padre dividieron opiniones en medio del luto nacional.

El funeral de Miguel Uribe Turbay, senador y precandidato presidencial asesinado en un acto de campaña hace dos meses, terminó envuelto en una controversia política. Durante la ceremonia, realizada en la Catedral Primada de Bogotá, su padre, Miguel Uribe Londoño, sorprendió con un discurso en el que mezcló el dolor personal con un llamado a frenar lo que calificó como “el desastre” que vive Colombia bajo el gobierno de Gustavo Petro.

“Tenemos una oportunidad única de frenar esta locura en el 2026, no la desaprovechemos. Solo así tendrá sentido esta causa”, expresó, en alusión a las próximas elecciones presidenciales. El mensaje incluyó un pedido directo al expresidente Álvaro Uribe Vélez para que “lleve la bandera” en la contienda y mantenga el legado político de su hijo.

La intervención, que evocó episodios trágicos de su vida —como el asesinato de su esposa, Diana Turbay, hace 34 años— buscó también visibilizar la crisis de inseguridad en el país. “Hace 34 años tuve que decirle a un niño de 4 años que su madre había sido asesinada. Ahora tuve que decirle a mi nieto Alejandro que su padre fue asesinado”, recordó.

El padre del senador afirmó que la muerte de Miguel debe ser el catalizador para “emprender la lucha más grande de todos los tiempos por el restablecimiento de la paz” y para que Colombia “vuelva a la seguridad”. Sus palabras dividieron a la opinión pública: mientras unos respaldaron el llamado a la acción, otros cuestionaron que, en un momento de despedida, se diera prioridad a un mensaje político sobre el homenaje personal.

El discurso, que cerró con la frase “asesinaron a Miguel, pero jamás a su propósito”, ha generado un intenso debate en redes sociales y en la arena política sobre los límites entre el duelo privado y la agenda electoral.