El joven, residente en el municipio de El Piñón, fue encontrado maniatado y con signos de tortura en el barrio Los Alpes B. Había desaparecido días antes. Su familia lo identificó por una foto que circuló en redes sociales.

Said Salas, de 21 años, salió de su casa en El Piñón, Magdalena, con el anuncio de que volvería pronto. Iba a Santa Marta a visitar a unos familiares. Era un viaje corto, de descanso, sin planes que indicaran peligro. Sin embargo, en menos de una semana, su nombre aparecería en los titulares de la ciudad por un crimen que aún nadie explica.

El martes en la mañana, vecinos del barrio Los Alpes B encontraron su cuerpo en una trocha. Estaba amarrado de manos, con claros signos de tortura. No tenía documentos y nadie en la zona lo reconocía. Para las autoridades, en ese momento era simplemente “NN”.

Pero en cuestión de horas, una fotografía difundida en redes sociales cambió el rumbo de la historia. La ropa, el físico y las características coincidían con la descripción de un joven reportado como desaparecido por su familia. Fue así como su madre y su hermana, desde El Piñón, confirmaron lo que más temían: Said era la víctima.

Posible ajuste de cuentas 

Los investigadores intentan reconstruir sus últimos pasos en la capital del Magdalena. Indagan con los familiares que lo hospedaron, revisan cámaras de seguridad y no descartan que su muerte esté relacionada con un ajuste de cuentas entre grupos armados ilegales que operan en la región, aunque no se conocen antecedentes que lo vinculen a esas redes.

Mientras tanto, en El Piñón, la noticia ha dejado un vacío irreparable. “Él solo venía a visitar a la familia, no tenía problemas con nadie”, dice un allegado. Lo que inició como una visita de pocos días terminó en una despedida trágica.

Ahora, el caso de Said se suma a la lista de homicidios que mantienen en alerta a las autoridades de Santa Marta y revive el temor de quienes ven en la violencia una sombra que puede alcanzar a cualquiera, incluso a quienes llegan solo por unos días.