En el barrio Los Robles, un intento de hurto terminó con un joven muerto y otro huyendo. El propietario de la vivienda resultó ser un investigador de la Policía Judicial.

En el barrio Los Robles de Soledad, Atlántico, se escucharon varios disparos que interrumpieron la rutina del sector. A pocos metros del polideportivo, en una calle de casas estrechas y portones cerrados, un intento de robo acabó con la vida de Andrés Felipe Urueta Díaz, de 24 años.

De acuerdo con las primeras versiones, Urueta y otro hombre —aún no identificado— llegaron hasta una vivienda con la presunta intención de forzar su ingreso. Lo que ignoraban era que, dentro, se encontraba su dueño: un agente activo de la Sijín que, al advertir movimientos extraños sobre el techo y escuchar ruidos inusuales, decidió armarse y esperar.

Los vecinos aseguran que escucharon varios disparos. El investigador, según las fuentes, aguardó a que el presunto ladrón entrara a la casa y, al verlo dentro, accionó su arma en repetidas ocasiones.

Seis impactos alcanzaron a Urueta, quien cayó al suelo sin posibilidad de escapar. Su cómplice aprovechó la confusión para huir, perdiéndose entre las calles del sector antes de que llegaran las patrullas.

La escena fue rápidamente acordonada por unidades policiales. Residentes curiosos se agolparon detrás de la cinta amarilla, comentando con tono de sorpresa y cierto temor que “nadie pensó que el dueño de la casa fuera policía”. Otros recordaron que el lugar ya había sido blanco de intentos de hurto en meses anteriores.

El cuerpo de Urueta fue trasladado por funcionarios de la Policía Judicial hasta Medicina Legal, mientras el agente de la Sijín quedó a disposición de las autoridades competentes para rendir su versión sobre el procedimiento. Por ahora, la investigación busca establecer si el uso de la fuerza se ajustó a lo permitido por la ley y dar con el paradero del segundo implicado.