Ante la magnitud del desastre, Santa Marta declara calamidad pública para acelerar ayuda


El aguacero del domingo desbordó la capacidad operativa del Distrito. Son casi 3.000 los afectados y más de 60 barrios golpeados por el desastre. La Alcaldía activó una calamidad pública específica para actuar sin demoras.

Santa Marta no aguantó más. Las lluvias del domingo no solo inundaron calles, barrios enteros y viviendas: también pusieron al límite la capacidad institucional de la Alcaldía, que se vio obligada a declarar calamidad pública específica para atender de forma urgente el desastre.

La cifra de damnificados ya se acerca a las 3.000 personas, aunque el número podría ser mayor conforme avance el censo en las zonas más afectadas. Son más de 60 barrios los que registran algún tipo de daño, desde pérdida de enseres hasta colapso de infraestructura básica.

El anuncio lo hizo el alcalde Carlos Pinedo Cuello luego de una sesión extraordinaria del Consejo Distrital de Gestión del Riesgo, con respaldo de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD). Allí quedó claro que la emergencia no podía esperar: Santa Marta necesita respuestas inmediatas.

Un plan de acción contra el desastre
Aunque el Distrito ya contaba con una declaratoria general de calamidad pública por el invierno, esta nueva medida se enfoca de manera exclusiva en esta emergencia puntual, lo que permite acelerar los procesos de contratación, asignación de recursos y ejecución de obras y ayudas humanitarias.

“El objetivo es garantizar soluciones rápidas y eficaces. Con esta declaratoria podremos actuar sin demoras, llevando ayuda donde más se necesita”, explicó Álex Velásquez, gerente de la Oficina para la Gestión del Riesgo y Cambio Climático (OGRICC), al confirmar que ya hay maquinaria removiendo lodo, carrotanques repartiendo agua potable y equipos de atención psicosocial en terreno.

“No quiero a ningún secretario en oficinas”
Durante la reunión de emergencia, el alcalde Carlos Pinedo fue claro y enérgico: los funcionarios deben estar en el territorio, no detrás de un escritorio.

“Bajo ninguna circunstancia voy a permitir que ningún secretario se mueva de su puesto. Tienen que estar en el terreno, donde está la gente, donde está el problema”, ordenó el mandatario.

Pinedo pidió instalar puestos de mando en los barrios más golpeados, incluso si eso implica usar salones comunales o aulas escolares. El mensaje fue contundente: hay que gobernar desde el territorio, y con la comunidad al frente.

Una ciudad golpeada, pero activa
En barrios como Pescaíto, Villa Betel, 17 de Diciembre, El Pando y María Cecilia, el panorama aún es crítico. Calles anegadas, lodo hasta las rodillas y familias que lo perdieron todo. En algunos puntos, la ayuda aún no llega con la velocidad esperada, pero los operativos se intensifican.

Las autoridades también trabajan en coordinación con entidades nacionales para movilizar más recursos, activar protocolos de respuesta ante nuevas lluvias y garantizar asistencia médica, alimentaria y psicológica a quienes lo necesiten.

Mientras tanto, Santa Marta sigue bajo la amenaza del clima. El pronóstico indica más precipitaciones en las próximas horas y días. La ciudad se prepara, esta vez con un esquema de respuesta reforzado, pero con heridas que aún sangran.

La emergencia no ha terminado. Pero al menos, la ciudad ya se puso de pie para enfrentarla.


¿Quieres pautar

con nosotros?