Aguacero arrastra carroza fúnebre y ataúd en plena vía pública; bomberos salvaron el cuerpo 


El feretro fue arrastrado por la corriente durante la emergencia invernal en Santa Marta. Bomberos lograron rescatarlo y completar el sepelio.

La lluvia no dio tregua. Durante horas, la ciudad fue devorada por el agua. En medio del caos y las calles convertidas en ríos, una de las escenas más desconcertante no ocurrió en una zona de alto riesgo ni en los barrios vulnerables. Fue en plena carrera 19, a la altura de la ferretería Metrópolis, donde el dolor de una familia por despedir a su ser querido se convirtió en una angustia impensable: el ataúd con el cuerpo fue arrastrado por la corriente.

La carroza fúnebre se abría paso entre los charcos profundos de una ciudad colapsada por el aguacero más fuerte del año. Pero la naturaleza fue más fuerte que la planificación. La creciente repentina cubrió la vía y se llevó todo a su paso, incluida la carroza.

El ataúd a la deriva

El vehículo quedó atrapado por la altura del agua. Testigos relatan que el conductor intentó avanzar, pero la corriente lo sorprendió. En cuestión de segundos, el féretro se soltó, cayó al pavimento y empezó a ser arrastrado por el torrente.

La indignación y el horror se mezclaron con la impotencia. Algunos corrieron tras el féretro, otros grababan en sus celulares. La escena parecía salida de una película de terror: el cuerpo de una mujer, ya fallecida, víctima nuevamente del infortunio, esta vez del clima.

El rescate de los bomberos

Cuando todo parecía perdido y la familia comenzaba a resignarse a una tragedia sin precedentes, aparecieron los bomberos. Con fuerza y determinación, lograron detener el ataúd que seguía su rumbo sin destino. Lo aseguraron y, bajo la lluvia intensa, lo trasladaron hasta un lugar seco.

El féretro estaba intacto. Fue una maniobra arriesgada, pero necesaria. Lo entregaron nuevamente a la familia, que entre lágrimas, agradeció el gesto de quienes, incluso en medio del caos, no dejaron que la muerte terminara de deshonrarse.

Mientras tanto, la carroza quedó completamente cubierta por el agua. Fue uno de los vehículos más afectados por la creciente en esa zona. Solo hasta que bajó el nivel del agua fue posible remolcarla. Los daños mecánicos fueron evidentes, pero lo material era lo menos importante comparado con la escena vivida.

En Santa Marta, el aguacero dejó barrios inundados, centenares de afectados y una historia que difícilmente se olvidará: la de un ataúd navegando por las calles.


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