Había dejado la ciudad por problemas personales y volvió hace pocos. Sicarios lo atacaron frente a su casa.

Neyser Acosta creyó que el tiempo había sido suficiente para apagar los problemas que lo obligaron a irse de Santa Marta. Se fue a Bogotá buscando calma y distancia, huyendo de amenazas que lo tenían intranquilo. Pero decidió regresar. Apenas llevaba poco en su barrio María Eugenia cuando la muerte lo alcanzó en el mismo lugar que había dejado atrás.

Este viernes por la noche, como si nada pasara, conversaba con varios amigos frente a su vivienda. Había retomado su rutina. Pero alguien ya sabía que estaba de vuelta. Una motocicleta con dos hombres se detuvo. El parrillero desenfundó un arma. Neyser intentó cubrirse, corrió, pero fue alcanzado por varios disparos.

Malherido, fue trasladado a una clínica, pero los médicos no lograron salvarlo. Murió a los pocos minutos.

Vecinos aseguraron que Neyser estuvo fuera de la ciudad varios meses. “Él se fue para evitar problemas. Pensó que todo estaba más tranquilo, pero lo estaban esperando. Apenas supieron que volvió, fueron por él”, relató un vecino bajo reserva.

El crimen de Neyser Acosta volvió a dejar en evidencia la crudeza con la que operan los sicarios en Santa Marta. No les importa a quién hieren ni en qué contexto atacan. Este viernes actuaron con total impunidad, sumando una víctima mortal y una menor herida.

Las autoridades, como es costumbre, anunciaron que iniciaron investigaciones para dar con los responsables, aunque en el barrio María Eugenia reina el escepticismo.

Neyser quiso volver a empezar. Pero su pasado no lo perdonó.