Los dos adultos mayores murieron atrapados en el incendio del hogar geriátrico San José, en Barranquilla. Tenían problemas de movilidad y no lograron escapar. Siete personas resultaron heridas.

A eso de las nueve de la noche, cuando ya todos se alistaban para descansar, un olor a humo avisó la ocurrencia de una emergencia en el Hogar Granja San José en Barranquilla.

Sin embargo, nadie imaginaba que esa sería la última noche de Eliécer Ríos y José Isabel Vizcaíno. La muerte les llegó producto del fuego, en su propia habitación.

Eliécer, de 92 años, y José Isabel, de 66, no tuvieron fuerzas para correr. Sus cuerpos ya no respondían como antes. Compartían la habitación número tres, y esa noche también compartieron el destino más cruel: ser alcanzados por las llamas sin poder hacer nada.

El incendio se desató en cuestión de minutos. Todo apunta a un cortocircuito, pero aún no hay certeza. El fuego comenzó a devorar paredes, techos y colchones mientras el humo invadía los pulmones de quienes apenas despertaban al caos.

Fue Jaidibeth Redondo, una auxiliar de enfermería, quien olió la tragedia antes de verla. Corrió. Gritó. Presionó el botón de pánico y comenzó a evacuar, uno por uno, a los ancianos que pudo salvar. Pero también cayó. El humo la venció. Hoy está viva, en un hospital, con el pecho lleno de ceniza y los ojos llenos de imágenes imposibles de olvidar.

Los bomberos llegaron. Las ambulancias también. Pero ya era tarde para los dos hombres atrapados. Fueron rescatados sin vida entre escombros aún humeantes. Sus nombres, ahora, son parte de una lista que no debería existir.

Siete personas más fueron trasladadas a clínicas de Soledad y Barranquilla con quemaduras e intoxicación. La comunidad, conmovida y furiosa, exige respuestas.

El suroriente de Barranquilla amaneció más gris. Y no solo por el humo que todavía flota en el aire, sino por la certeza de que dos vidas se apagaron sin ruido, sin escape, sin ayuda a tiempo. Porque no pudieron correr. Y el fuego no esperó.