El hombre sufrió heridas graves y no ha podido volver a trabajar. Señala que los dueños del perro no han cumplido la promesa de responder por los daños.

El susto y el dolor todavía lo acompañan. Andrés Rodríguez, vendedor informal del barrio San Fernando, está atravesando uno de los momentos más difíciles de su vida: no puede trabajar, tiene heridas profundas en su cuerpo y, para colmo, los responsables del ataque que sufrió no le han cumplido la promesa de ayudarlo.

El hecho ocurrió cuando Andrés m, como cada mañana, recorría las calles vendiendo bollos. Al llegar a la calle 4 con carrera 21F, una mujer lo llamó desde una vivienda para comprarle su producto. Al acercarse a la reja para entregar el pedido, un perro de raza pitbull se salió abruptamente y lo atacó con violencia.

“Yo nunca entré a la casa, solo me acerqué a la reja, y de un momento a otro el perro se me vino encima”, relató el afectado.

Las mordidas le causaron varias heridas abiertas que requirieron atención médica inmediata. Medicina Legal le recomendó instaurar una denuncia formal por ataque de animal.

En medio de la confusión, un joven —hijo de la dueña del perro— se comprometió a responder por los daños. Sin embargo, días después, Andrés escuchó que estarían negando responsabilidad, señalando falsamente que él ingresó sin autorización al inmueble.

La situación para este vendedor es crítica. No puede trabajar, vive del día a día y es el único sustento de sus padres, ambos mayores de 70 años. “No estoy buscando pelea, solo que respondan como dijeron. No tengo cómo trabajar así, y mi familia depende de esto”, lamentó.