Luis Díaz asistió a misa en homenaje a Diogo Jota y hasta lloró


El colombiano fue duramente cuestionado por no asistir al funeral del jugador portugués, pero apareció días después en la misa del séptimo día. Las imágenes de su llanto en la iglesia buscaron cerrar el capítulo que lo expuso como nunca fuera de la cancha.

Luis Díaz no suele estar en el ojo del huracán por temas extradeportivos. Pero esta vez fue diferente. El extremo guajiro vivió una semana incómoda y tensa, no por una lesión o por su futuro profesional, sino por lo que se interpretó como una falta de empatía ante la trágica muerte de su excompañero Diogo Jota y su hermano André Silva.

Cuando se esperaba verlo en Gondomar, Portugal, acompañando a la familia del jugador fallecido en el funeral, las redes sociales lo mostraron en otro escenario: rodeado de cámaras, seguidores e influencers en Barranquilla, grabando videos junto a su hermano Roller Díaz y su padre, el “Mane” Díaz, figura reconocida en el Caribe, y otros creadores de contenido. La escena, tan distante del luto que envolvía al entorno de Jota, fue suficiente para que la opinión pública estallara.

La avalancha de críticas no tardó. En medios deportivos, foros de hinchas y redes sociales, se le acusó de indiferente, desconsiderado y frívolo. Se le recordó que Jota fue uno de los primeros en tenderle la mano cuando llegó a Liverpool. Se le señaló, incluso, de preferir el brillo del espectáculo digital antes que la solidaridad real con un compañero caído.

La reivindicación de Lucho

Luis Díaz no respondió. Ni un comunicado, ni una declaración. Silencio total. Hasta las últimas horas, cuando sin previo aviso apareció en la Iglesia Parroquial de Gondomar, donde se celebraba la misa del séptimo día por los hermanos fallecidos. Las cámaras captaron su llegada cabizbaja, sus ojos hinchados, sus brazos extendidos para abrazar a los familiares de Jota. Lloró. Y no fueron lágrimas de cortesía.

Las imágenes de su dolor genuino comenzaron a circular rápidamente, como si el país futbolero buscara una redención pública para su figura. Para algunos, fue una muestra de respeto tardía pero necesaria. Para otros, un movimiento obligado por la presión mediática. En todo caso, su presencia calmó parcialmente el ambiente enrarecido que lo había rodeado durante días.

Junto a él, también asistieron figuras reconocidas del fútbol europeo como Alisson Becker, Diogo Costa, Rúben Neves, João Mário y el representante Jorge Mendes. Todos en un acto íntimo de homenaje, donde el silencio y la emoción reemplazaron las palabras.

Más allá del acto, la polémica dejó una marca en la imagen pública de Luis Díaz. Un futbolista acostumbrado a ganarse el respeto por su entrega dentro y fuera del campo, quedó expuesto ante el juicio de una audiencia que cada vez exige más, incluso en los terrenos más sensibles como el duelo.

Hoy, el jugador no solo carga con la expectativa de saber en qué equipo jugará tras el mercado de fichajes, sino también con el desafío de recomponer su relación con una parte de los hinchas que sintió que, por primera vez, el guajiro se equivocó de cancha.


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