Compañeros de trabajo regresaban a casa y un conductor borracho los mató


Eder Luis Bello y Lorena Castro, empleados de una tienda D1 en Cartagena, murieron tras ser arrollados por una camioneta que, según testigos, era conducida por un hombre en estado de embriaguez. El responsable huyó y es buscado por las autoridades.

Una lamentable tragedia ocurrió en la avenida Pedro de Heredia, en Cartagena. Eder Luis Bello, de 24 años, y su compañera de trabajo, Lorena Castro, no alcanzaron a llegar a casa. Murieron en el camino, víctimas de una imprudencia criminal.

Ambos se movilizaban en una motocicleta Discover negra, después de terminar su jornada en una tienda D1 del barrio El Bosque. Como de costumbre, regresaban a sus hogares para reencontrarse con sus familias. Pero en cuestión de segundos, todo se apagó.

Una cámara de seguridad captó el momento exacto en que una camioneta Kia blanca, placas KKM-443, se salió de control, cruzó el separador, derribó un poste de alumbrado público y arrolló violentamente a la motocicleta. La escena es desgarradora: el vehículo da varias vueltas en el aire mientras impacta a los dos trabajadores.

«La camioneta dio como cinco vueltas y quedó patas arriba», contó un vecino aún en estado de shock.

Eder murió en el lugar del accidente. Era oriundo de Marialabaja, Bolívar, pero vivía en Cartagena. Lorena, su compañera de trabajo, fue trasladada a una clínica cercana, donde luchó por su vida durante unos minutos antes de fallecer por la gravedad de sus heridas.

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Ambos eran jóvenes trabajadores, con sueños sencillos: terminar su turno, volver a casa, ver a sus hijos, compartir un plato de comida. Pero eso les fue arrebatado brutalmente por alguien que, según testigos, manejaba bajo los efectos del alcohol. “Estaba borracho, se notaba”, dijeron moradores del sector que presenciaron la tragedia.

El conductor de la camioneta huyó del lugar. Las autoridades ya tienen su identidad y han iniciado su búsqueda. Mientras tanto, dos familias quedan sumidas en el dolor, clamando por justicia.

Las redes sociales se inundaron de mensajes de dolor y rabia. Compañeros de trabajo, vecinos y amigos no daban crédito a lo sucedido. La escena quedó grabada en las cámaras, pero también en la memoria colectiva de una ciudad que aún se pregunta cómo alguien puede causar tanto daño y simplemente huir.

La Fiscalía y la Policía de Tránsito ya adelantan las investigaciones. Los cuerpos de Eder y Lorena fueron entregados a sus familiares, que entre lágrimas preparan sus sepelios. Dos vidas apagadas por un acto de irresponsabilidad que no puede quedar impune.


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