La grabación muestra al hombre recogiendo el cadáver ensangrentado de su hijo, subiéndolo a una motocicleta y marchándose sin ayuda. La víctima fue identificada como alias “Pundunguito”, señalado por la Policía como sicario de “Los Primos”. Pero para su padre, era solo su hijo.

Un nuevo video, conocido en las últimas horas, muestra con crudeza el momento exacto en que un hombre de avanzada edad recoge el cuerpo sin vida de su hijo asesinado en una trocha del Magdalena. No hay autoridades, ni forenses, ni acompañamiento institucional. Solo el padre, su moto, y el dolor.

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En las imágenes, registradas en la vía que comunica a Salamina con el sector del puente del Caño Shiller, se ve al hombre llegar al lugar del crimen, revisar el cadáver tendido sobre el lodo y levantarlo con esfuerzo. Luego lo acomoda en la moto y se lo lleva. Lo hace solo, sin ayuda, sin protección, sin presencia oficial.

La víctima fue identificada por las autoridades como José Armando Rivera Orozco, conocido con el alias de “Pundunguito”, de 18 años. Según la Policía, estaba al servicio del grupo criminal “Los Primos”, y lo señalan de ser sicario, de participar en homicidios selectivos, extorsiones y atentados armados. También tenía antecedentes por hurto calificado y porte de estupefacientes.

Un prontuario, una vida, un padre

A pesar del prontuario que hoy exhibe la Policía, para ese padre que aparece en el video no se trataba de un delincuente. Era su hijo. El mismo que vio crecer. El que quizás no pudo salvar de la violencia. El que ahora debía enterrar por su cuenta.

La escena generó un fuerte impacto en redes sociales, donde miles de usuarios han compartido el video acompañándolo de mensajes de admiración, tristeza e indignación. No por la muerte en sí, que para muchos representa una consecuencia más de la guerra criminal en el Magdalena, sino por la soledad con la que este hombre tuvo que afrontar su tragedia.

Una imagen que denuncia más que mil reportes

El asesinato de Rivera Orozco ocurrió en una zona donde las disputas entre bandas armadas han convertido las trochas en campos de guerra. Las autoridades lo atribuyen a un ajuste de cuentas. Sin embargo, el video difundido por Entérate en Línea ha dejado al descubierto algo más grave: el abandono institucional, la normalización de la violencia y el hecho de que ni siquiera la muerte de un joven logra movilizar a las autoridades de manera oportuna.

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Ni Fiscalía, ni Policía, ni una ambulancia. Nada. La carga más pesada fue para el padre, quien con un temple desgarrador tuvo que sacar fuerzas para llevar a su hijo al sepulcro.

Mientras la Policía difunde el historial judicial del joven, no ha habido una explicación sobre por qué la escena del crimen quedó completamente a la deriva. ¿Por qué nadie llegó a acompañar ese proceso? ¿Qué significa que en una zona tan golpeada por la violencia, un padre tenga que encargarse de todo, incluso del traslado del cuerpo de su hijo asesinado?