Lo soltaron y lo mataron: sicario del Clan del Golfo fue asesinado tres días después de quedar libre


Said Farut Castro Medina, implicado en el asesinato de un barbero en Gaira y señalado de múltiples homicidios, recuperó insólitamente su libertad por vencimiento de términos. Este lunes festivo, fue acribillado de más de diez disparos mientras visitaba a una amiga. Una niña de siete años, víctima colateral, lucha por su vida tras recibir una bala perdida.

Tres días. Solo tres días duró en libertad Said Farut Castro Medina, uno de los sicarios urbanos del Clan del Golfo en Santa Marta. Fue suficiente para que el plomo volviera a alcanzarlo, esta vez de forma definitiva.

La tarde del lunes 2 de junio, en el populoso barrio Pescaíto, hombres armados en moto lo sorprendieron cuando visitaba a una mujer y le descargaron una lluvia de balas que lo dejó sin vida en el acto.

Castro Medina, de amplio prontuario criminal, estaba siendo procesado por el asesinato de Luis Gerardo Paz Ekmeiro, un joven barbero acribillado en Gaira en noviembre de 2024. También era investigado por su presunta participación en otros homicidios que sacudieron a la capital del Magdalena. Sin embargo, y pese a su peligrosidad, había sido dejado en libertad apenas 72 horas antes, al parecer, por vencimiento de términos. Una decisión que hoy muchos cuestionan.

El cuerpo de Castro quedó tendido sobre el pavimento, en medio del pánico de los vecinos que corrieron a refugiarse tras escuchar los múltiples disparos. Las autoridades contaron más de diez impactos. Pero la tragedia no terminó ahí: una bala perdida alcanzó a una niña de solo siete años que se encontraba cerca del lugar. Gravemente herida, fue trasladada de urgencia a un centro médico donde permanece en estado crítico.

«Estábamos en la casa y de repente se escucharon los tiros. Todo el mundo empezó a gritar. A la niña le pegó una bala en el pecho», relató un testigo que no pudo contener las lágrimas.

Los familiares del sicario también lloraban, pero por otras razones. Mientras reclamaban el cuerpo, se mezclaban el dolor, la impotencia y el miedo por lo que parecía ser un capítulo más de la guerra criminal que desangra a Santa Marta.

Para la Policía, la hipótesis más sólida es la de un ajuste de cuentas en medio de la confrontación violenta entre el Clan del Golfo y las Autodefensas Conquistadores de la Sierra, que en los últimos meses han protagonizado una escalada sangrienta en distintos barrios de la ciudad.

El caso de Said Farut Castro Medina deja muchas preguntas abiertas: ¿por qué fue dejado en libertad un hombre tan peligroso? ¿Quién ordenó su muerte? ¿Cuánto más tendrá que soportar una ciudad atrapada entre dos fuegos? Y, sobre todo, ¿quién responde por la niña que hoy pelea por su vida, víctima inocente de una guerra ajena?


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