Los spas en zonas turísticas ofrecían catálogos traducidos al inglés con servicios sexuales dirigidos a extranjeros. La Fiscalía capturó a varios implicados y advirtió que más establecimientos estarían involucrados.

Cartagena enfrenta un nuevo escándalo que golpea su imagen internacional. Bajo la fachada de centros de relajación y bienestar, varios spas en la ciudad operaban como puntos de encuentro para la explotación sexual de mujeres jóvenes, dirigidos principalmente a visitantes extranjeros.

El caso salió a la luz tras una investigación liderada por la Fiscalía, que reveló cómo algunos establecimientos ofrecían masajes con “final feliz”, un eufemismo que encubría servicios sexuales explícitos. La oferta, dirigida al turismo internacional, incluía catálogos visuales traducidos al inglés, con fotografías de masajistas uniformadas, algunas en lencería o incluso sin ropa, promocionando instalaciones “premium” y servicios íntimos con diferentes niveles de contacto físico.

Los precios variaban entre 250.000 y 600.000 pesos colombianos por hora, dependiendo del tipo de “paquete” elegido. La promoción se realizaba a través de redes sociales y páginas web que simulaban ser agencias turísticas o centros de masajes corporales. El catálogo público, sin embargo, era distinto al que realmente se ofrecía al interior de los locales, donde los “servicios especiales” eran presentados como adicionales.

Según la Fiscalía, varias personas ya fueron capturadas, mientras se investiga la posible participación de otros establecimientos en una red mucho más amplia. Algunas de las víctimas identificadas son mujeres jóvenes de sectores vulnerables y migrantes venezolanas, que inicialmente eran capacitadas como masajistas y luego inducidas progresivamente a la prostitución.

El caso destapó una problemática más amplia: la creciente demanda de turismo sexual en la ciudad. En lo corrido del año, Migración Colombia ha inadmitido a 23 extranjeros con antecedentes por delitos sexuales, incluyendo casos de pederastia y explotación infantil. Las autoridades ven en este dato un indicio preocupante del perfil de algunos visitantes que llegan al país.