El hombre y la mujer murieron al ser arrollados mientras cruzaban una carretera en Cómbita. Su hijo, de 10 años, fue dado por muerto por error, pero lucha por su vida en cuidados intensivos.

La noche del domingo 25 de mayo dejó una escena devastadora en la vía que conecta a Duitama con Tunja, en Boyacá. Una familia fue atropellada mientras cruzaba la carretera a la altura del kilómetro 6+630, en jurisdicción del municipio de Cómbita. Henry Mayorga y María Garavito murieron en el acto. Su hijo, Andrés Santiago, de apenas 10 años, fue trasladado gravemente herido al hospital. En medio de la confusión, incluso fue reportado como muerto.

El impacto fue tan violento que no hubo duda sobre el fallecimiento de los padres. Las versiones preliminares aseguraron que los tres integrantes de la familia habían perdido la vida. Esa información se difundió rápidamente. Tanto así que el colegio del niño, la Institución Educativa Integrado de Cómbita, publicó un mensaje de condolencia anunciando la muerte del menor.

“El legado de amor y alegría que dejaste perdurará para siempre”, decía el mensaje firmado por la rectora. Pero no era cierto. Andrés Santiago estaba vivo. Agonizante, sí. Pero respirando. Horas más tarde, un familiar confirmó que el niño había sobrevivido y permanecía en cuidados intensivos.

El error fue corregido públicamente al día siguiente. El colegio emitió un nuevo comunicado agradeciendo a Dios por lo que calificaron como “el milagro de la vida” y pidieron oraciones por su recuperación.

La tragedia, sin embargo, ya había golpeado con toda su fuerza. La muerte repentina de Henry Mayorga Sánchez y María Concepción Garavito Castellanos dejó en shock a Cómbita y a todo Boyacá. La familia, conocida y apreciada por la comunidad, fue víctima de un atropello en circunstancias que aún están bajo investigación.

El vehículo involucrado, según el reporte oficial, se movilizaba en sentido Duitama–Tunja cuando arrolló a los tres peatones. Las autoridades intentan establecer si hubo exceso de velocidad, falta de señalización o imprudencia del conductor.

Mientras tanto, la vida del pequeño Andrés Santiago pende de un hilo. La tragedia no terminó con el golpe; continúa en una unidad de cuidados intensivos donde un niño pelea por sobrevivir.