La temida cárcel de Italia donde ‘El Pitufo’ de Ávila cumple condena de 12 años
29 de mayo de 2025|Enterate
Hace casi cuatro años, Ántony De Ávila, gloria del fútbol colombiano, fue capturado en Italia y condenado a 12 años de prisión por vínculos con el narcotráfico. Aislado en una cárcel temida por su violencia y hacinamiento, enfrenta una pena sin beneficios. En Santa Marta, su familia vive con angustia la incertidumbre de no saber cómo está ni si algún día volverán a verlo en libertad.
El nombre de Ántony William De Ávila Charris aún despierta recuerdos imborrables en las canchas colombianas. En Santa Marta, su ciudad natal, lo conocieron primero como un niño veloz con el balón, luego como un ídolo del América de Cali y, finalmente, como figura de la Selección Colombia. Pero desde el 21 de septiembre de 2021, su historia tomó un giro brutal. Fue capturado en Nápoles y, desde entonces, su vida transcurre entre barrotes, muy lejos del bullicio de los estadios.
A sus 62 años, el exfutbolista cumple una condena de 12 años en la cárcel de Poggioreale, una de las prisiones más peligrosas y saturadas de Italia. Las autoridades lo vincularon con una red de narcotráfico y reactivaron una condena en ausencia impuesta en 2004. Desde entonces, no ha tenido acceso a beneficios judiciales, ni esperanza de traslado. Está completamente aislado, física y emocionalmente.
Un encierro sin respiro
La prisión Poggioreale es tristemente célebre. Fue construida para albergar menos de 2.000 reclusos, pero actualmente sobrepasa los 3.000. Las denuncias de tratos inhumanos, celdas compartidas con más de cuatro personas, violencia interna y falta de asistencia médica son constantes. Muchos reclusos han terminado hundidos en la depresión. Algunos, incluso, se han quitado la vida.
Ese es hoy el entorno del que poco se sabe sobre De Ávila. Apenas algunas versiones filtradas a medios y comentarios breves de su abogado han permitido conocer que su situación es difícil. Ni siquiera su familia en Colombia ha podido comunicarse con él con frecuencia.
La espera que consume
En Santa Marta, su ausencia duele. No solo para sus seres queridos, también para vecinos, conocidos y fanáticos que crecieron viendo sus goles y celebrando sus triunfos. La incertidumbre de no saber si está bien o si soportará tantos años en una cárcel que parece una condena dentro de la condena, se ha convertido en una carga diaria.
“No sabemos nada. Lo único que pedimos es que no lo olviden. Que recuerden la persona que fue y lo que le dio a Colombia”, comentó un familiar cercano, con la voz quebrada, en diálogo con el medio Las 2 Orillas.
Tampoco hay esperanza de que regrese pronto. Colombia e Italia no tienen un tratado bilateral de repatriación de presos, y el sistema judicial italiano, uno de los más estrictos de Europa, no ofrece muchas salidas para un caso con sentencia en firme.
Un silencio que pesa
En el mundo del fútbol, las reacciones han sido tímidas. Algunos excompañeros han expresado tristeza, pero son pocos los que alzan la voz. Uno de los más firmes ha sido Tulio Gómez, dirigente del América de Cali, quien ha pedido recordar al jugador más allá de su error. “El Pitufo fue víctima de las malas decisiones, pero nadie puede negar lo que le dio al fútbol colombiano”, ha dicho.
Ántony De Ávila marcó goles en los estadios más importantes del país, participó en torneos internacionales y dejó huella en la memoria colectiva. Pero hoy, su historia queda reducida a la soledad de una celda europea y a la espera silenciosa de quienes aún lo consideran un héroe caído.
Mientras tanto, Santa Marta lo recuerda en murales, en anécdotas, en vídeos de archivo. Allí, donde alguna vez empezó a correr tras un balón, todavía hay quienes sueñan con un final menos cruel para el hombre que le dio alegrías a un país entero.
Porque detrás del ídolo, queda un ser humano enfrentando su derrota más dolorosa: la del olvido.